Capítulo 16

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Se detuvo junto a la puerta de su cuarto y tocó la campanilla. Aguardo un instante mientras concentraba sus ojos en cualquier cosa que le ayudara a bajar la ansiedad que la invadía. A los pocos minutos, Lauren corría escaleras arriba y aún agitada se presentó delante de ella.

—Buenos días señora Elena, ¿Qué necesita?

—Bajar los escalones.

—Oh mi señora, Aiden aun duerme.

–Que venga alguien más con una silla.

—Ninguno de los hombres está, Harry ha salido a un encargue y el cochero está preparando el carruaje para salir.

—¿Salir a dónde?

—Creo que  tiene una reunión importante hoy...

Giró su rostro hacia su habitación y dejando a Lauren con las palabras en la boca, camino hacia allí y golpeó insistentemente mientras repetía en su mente «Yo no tengo la culpa que este tipo ande hasta altas horas en la calle y en malos pasos. Por supuesto que no pienso quedarme aquí a esperar que se digne a levantarse. No señor», mientras continuaba golpeando.

—Señora, lo va hacer enojar...

—Pues que se enoje... no voy a soportar estar aquí arriba hasta que se digne abrir. —respondió en tono alto mientras continuaba golpeando.

La puerta se abrió de repente y un Aiden adormilado, con apenas la camisa y su pantalón aparecía frente a sus ojos, que de inmediato abrió como platos y bajó el rostro. Él sonrió levemente al ver sus mejillas sonrosadas.

—¿Qué se le ofrece a estas horas? ¿Quiere pasar?

—No sea atrevido... ¿Qué voy a querer? Que me baje, por supuesto.

—¿Espera a alguien?

—No. —respondió mientras caminaban hacia la escalera.

—¿Y qué es lo que demanda tanta prisa?

—Asuntos míos. —dijo tajante mientras él la rodeaba para tomarla en brazos.

Ella carraspeó y él comenzó a bajar los escalones, pero en lugar de sus fastidiosas preguntas o malas contestaciones, iba callado, pero con su rostro girado por completo al suyo, mirándola silenciosa y atentamente, lo que la ponía nerviosa al extremo pues definitivamente estaban muy cerca.

—¿No podía dormir anoche? —preguntó curioso.

—¿Por qué lo dice?

—Cuando llegué, note la luz de su habitación encendida.

—Dormía. Tal vez olvidé apagarla. —mintió, pues no pensaba decirle de sus angustias ni de tantas sensaciones inexplicables que había padecido cada minuto desde que lo había visto en aquella situación con esa mujer.

—Aha... —respondió por completo convencido de que era una mentirosa.

Llegaron a la planta baja y la dejo de pie, en la sala. De inmediato apuró el paso hacia la bandeja de plata, nerviosa revisó las cartas pasando una a una entre sus dedos mientras él la observaba con sus brazos cruzados sobre su pecho, de pie, unos escalones arriba. Luego de pasar una a una, la encontró, se apresuró a abrirla pero al percatarse de su presencia tomó su bastón y salió por la puerta principal al jardín.

Mi señora:

De sobra conocerá el motivo de esta misiva, que no es sino el de informarle sobre mi visita al señor Callum, pero las noticias que debo comunicarle, no serán de su agrado, ni las que esperaba.

Corazón en  PenumbrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora