Prólogo

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Renato acomodó su corbata frente al espejo, alisando las arrugas imaginarias de la oscura tela mientras la metía en su chaqueta. Vio su sombrero encima de la cama por el rabillo del ojo, la última pieza de su atuendo que le faltaba ponerse.

Hoy comenzaba. Ser Subcomisario de la de policía bonaerense.

La ceremonia comenzaba en dos horas. Abajo, su familia lo esperaba y se movían inquietos con sus ropas de vestir, con sus cámaras y teléfono celulares listos para cuando descendiera. Sus risas estridentes y sus conversaciones se escuchaban a través de la puerta. Eran ruidosos y odiosos, sin duda estaban practicando silbidos para cuando lo anunciaran.

Pero los amaba mucho.

Pero sí. Subcomisario Renato Quattordio.

Una caja de cosas que eran importantes estaba encima del vacío escritorio de su nuevo mandato. Una selección de fotos, actualizadas y cuidadosamente elegidas, esperaba escaleras abajo en su bolso. Mañana a las ocho de la mañana, iba a conducir una reunión de oficiales mayores para discutir la actualidad y las necesidades inmediatas de seguridad de la ciudad.

Tragó saliva, tirando para atrás los cabellos
rebeldes. De novato a Subcomisario, una carrera de más de diez años desde la Academia, formó una vida que no pudo haber imaginado.

Recordaba su primera ceremonia de juramento cuando se graduó de la Academia, con Agus y sus pequeñas a su lado, con sus sonrisas brillantes de felicidad mientras se convertía en miembro de la Policía de Buenos Aires.

Recordaba sentarse al otro lado de la mesa en el almuerzo, compartiendo una cariñosa mirada con su hermosa esposa, agradecido de tener un trabajo con una buena paga y buenos beneficios que le permitía cuidar a las tres personas que más amaba en el mundo.

Nunca pudo haberse imaginado este día. Nada de esto.

Parpadeó un par de veces a su reflejo, un momento de un día diferente, un cuarto diferente, un atuendo de gala diferente. Ese fue un final, una agonía que cambió su vida
en la cual no supo si iba a sobrevivir, y esto… esto era su nuevo comienzo.

Sensible por la nostalgia, ignoró el sombrero y se fue directo hacia la pequeña caja de madera detrás de la lámpara. El anillo que pertenecía a su matrimonio anterior. Y que pertenecía a Agus. Y que luego cuando él se lo sacó, después de haber decidido que, aunque siempre iba a amar a su esposa, su matrimonio estaba en el pasado y Gabriel era su presente.

Su futuro.

Su garganta se cerró. Se había encargado de aceptar las circunstancias, de hacerlo lo mejor que podía, de aprender de sus errores.

Aprender lo mejor que podía.

Nada era perfecto, pero estaba bien.

Pasó la punta de sus dedos sobre los anillos, acariciando antes de cerrar la caja y volver a ponerla en su lugar. Con el sombrero en mano, se dio una mirada en el espejo de cuerpo completo, desde sus brillantes zapatos a su cabello. El manto de su nuevo cargo, su familia lo esperaba para celebrar ese día.

Renato Quattordio tomó una honda respiración y bajó a unirse a su familia.



#4 V&T Quallicchio [Adaptación]Where stories live. Discover now