8. Orlando

1.6K 243 3
                                    


8. Orlando.

Linda.

Mi esposo murió cuando teníamos sesenta y tres años.

Era un hombre ejemplar. Lo recuerdo corriendo por la casa mientras jugaba con nuestros hijos y sentado en el balcón contándoles anécdotas de nuestra juventud a nuestros nietos. Siempre estuvo al pendiente de la felicidad y estabilidad de nuestra familia.

Estoy muy segura de que elegí al hombre correcto para casarme y formar una familia.

Lo extraño mucho.

Extraño verlo llegar de la universidad donde trabajaba.

Extraño que cenaramos juntos en la habitación viendo películas o programas de televisión locales.

Extraño verlo ayudando a nuestros hijos y nietos con sus proyectos escolares.

Y, aunque no lo diga en voz alta, extraño ver documentos de su trabajo regados por toda la casa.

Viví sola en nuestra casa desde que él falleció hasta el día que Santiago me preguntó si podía mudarse conmigo.

Durante los años en que la única persona que habitaba esta gran casa era yo, invitaba a mis amigas constantemente a comer y a pasar sus días libres aquí.

Conozco a Carmen, a Soledad y a Doris desde hace más de veinte años y en tanto tiempo no recuerdo una vez en la que me hayan fallado.

Justo en este momento me están ayudando a buscar una solución.

No soy una tonta. Soy consciente de lo mal que está nuestra situación económica. Sé que Santiago intenta que yo no me preocupe por eso, pero yo quiero ayudar.

No me quedaré de brazos cruzados viendo como él se rompe el lomo trabajando.

Tengo la solución perfecta.

El color de su vejezOù les histoires vivent. Découvrez maintenant