41. Todo en su lugar

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41. Todo en su lugar.

Santiago.

Un mes ha pasado desde el accidente que llevó a Linda a quirófano.

Todos estamos intentando adaptarnos al hecho de que ahora Linda pasa los días de una cama a una silla de ruedas.

Un mes ha bastado para que la tía Karina volviera de sus vacaciones indefinidas y se llevara consigo a Edward. Un mes en el que he visto a mis familiares más de lo normal; ahora visitan cada quince días y llaman dos veces por semana.

Es un avance, ¿no?

Tal y como nos lo ordenó el doctor, Linda está en reposo absoluto y siguiendo sus tratamientos al pie de la letra. Carmen y Soledad son quienes vienen a diario para ayudarla a asearse y para acompañarla mientras yo estoy trabajando.

Doris viene todas las tardes cuando termina de hacer todos sus postres. Ella continuó el negocio que tenían, pero desde su casa. Su hija se ha encargado de hacerle publicidad por medio de las redes sociales, cosa que ha atraído una clientela parecida a la que tenían en la plaza.

Luz y Josh también nos acompañan a diario.

Somos afortunados de tener a nuestros amigos.

En cuanto a mis estudios: he tenido tiempo de recuperar todos los exámenes perdidos y, con mucho esfuerzo y noches en vela, he logrado obtener unas maravillosas calificaciones. Con orgullo se las mostré a Linda y ella me dijo que la hacía muy feliz en respuesta.

El ambiente en la cafetería es el mismo. Voy solo a cumplir horario ya que ni un cliente llega, no me sorprendería que me liquidaran y cerraran el lugar en unos meses.

En la oficina por el contrario me va muy bien. Me he esforzado mucho por cumplir a la perfección cada orden de mi jefe y los socios que han leído mis informes le han dicho lo afortunado es por tener un asistente tan eficiente.

Alguno hasta me ofreció trabajo.

La voz se corrió hasta que la mujer de recursos humanos habló con alguien superior sobre mi trabajo. Con alguien con mucho más poder que el hombre para el que era asistente.

Este alguien me ascendió.

Ahora no soy un asistente, sino que estoy encargado de la administración del área de recursos humanos.

Sí, que esté estudiando administración de empresas me ayudó mucho con eso.

El día de hoy, con un sueldo más alto, me puedo permitir pagarle a Kate todo el dinero.

Creo que las cosas buenas están comenzando a llegar.

El color de su vejezWhere stories live. Discover now