14

1K 134 69
                                    

Pasaron varias semanas en las que no volví a ver a Levi ni tampoco a Ángel, no era para mal pero de alguna manera agradezco no tener que verlos. Ambos me ponían en una situación de estrés. Incluso me arrepiento de haberle hablado tan mal a Ángel, y cuando tenga oportunidad realmente me gustaría arreglarlo.

—¡Por aquí Armin! —escucho el grito de Eren, giro mi rostro sobre mi hombro. Eren llegaba una vez más pero ahora venía con su amigo. —¡Hola Akira!

—¡Eren! —saludo sonriente, sin embargo mi gesto cambia drásticamente al ver varios hematomas en el rostro de Eren. —¿¡Qué te sucedió!?

—No es nada. —dice al instante. Armin se sonroja un poco, miro al rubio.

—Armin. ¿Qué sucedió? —le pregunto a él sin embargo, Eren mira a Armin con advertencia para que no diga nada. —¡Eren! —regaño.

—No fue nada, enserio. —insiste.

Era imposible hacerlo hablar, señalo la casa donde me estoy quedando. —Tengo algo para ustedes. ¿Me esperan un poco?

El distrito de Shiganshina me recordaba en algunos aspectos al subterráneo, sobre todo en el tema de los alimentos. Familias que con un solo pan se alimentaban varios días... era muy parecido allá abajo.

La diferencia ahora a aquel momento es que recibo cuidados y dinero en contra de mi voluntad gracias a Levi y también por parte de Ángel, es algo que no me estoy ganando por mi propio mérito pero, aún así termino recibiendo.

Salgo de vuelta con los chicos y les doy un pan a cada uno, ambos sonríen ampliamente.

—Regresen con cuidado, chicos. Nada de peleas contra niños agresivos o adultos borrachos, Eren. —regaño. El chico solo sonrió tímido y junto a Armin regresaron por donde llegaron.

—Eres muy buena con ellos. —se queja Alex a mi lado. Palmeo su brazo.

—A mí me hubiera gustado que en el subterráneo alguien me apoyara de esa manera. —lo codeo. —¿No extrañas la ciudad Industrial?

—Un poco, no mentiré. —asiente. —Pero a Kimer y a mí nos gusta estar aquí, además de que te extrañamos cuando saliste de los muros.

—Yo también los extrañé. —admito, fue una pesadilla estar allá afuera. Alex me mira detenidamente, de repente alzó su mano y pellizcó mi mejilla.

—¿Es mi imaginación....o estás más delgada?

—Tu imaginación.

—Te ves terrible en verdad. ¿Has dormido bien?

No.

—Sí. —asiento. —Iré a mi habitación. ¿Les importa?

—Oh, no. Adelante. —hace un además para que entre a la casa. —Mientras yo iré al muro con los soldados, debo llevar informes a Ángel sobre el material.

—De acuerdo, cuídate.

Entré a mi nuevo y pequeño hogar, directamente fui a la habitación y me lancé sobre la cama con pesar. No dormí, no puedo dormir. Los gritos de aquella mujer me perseguían hasta mis pesadillas, tenía miedo de recordar el mundo exterior... tenía bastante miedo, por eso preferí reposar en mi cama para pensar unas cuantas horas, que mi cuerpo descansara aunque mi cuerpo no pueda.

Aunque después de un par de minutos, mis ojos se cerraron para descansar.



Queríamos creer que no había peor infierno que éste, pero lo peor que la humanidad enfrentará no ha llegado.

El estridente ruido de los golpes sigue resonando, seguido por horrendos días que parecen pesadillas.

Entregar el corazón. |Levi Ackerman x OC| |Premios Wattys 2019|Where stories live. Discover now