18

950 112 40
                                    


Esa era la mañana en que Levi regresaría, ni siquiera había ido al trabajo. Dejé todo en manos de mis trabajadores y vestida con mis mejores prendas; mi mejor vestido, mis mejores zapatos, y unas pocas flores en las manos... fui a la entrada del muro a esperarlos.

Mucha gente estaba ahí también esperando a los héroes de la humanidad, cada minuto que pasaba mis dedos sufrían por retorcerlos entre sí de tantos nervios que tenía.

Comencé a pensar en lo peor. Él prometió que no moriría...

Pasaron unas cuantas horas más de tortura hasta que alguien dio la señal de abrir la puerta. Mi corazón comenzó a latir con fuerza y rapidez, sentí náuseas de todos los nervios que tenía en estos momentos.

Entonces entraron; era una visión terrible. Muchos heridos, hombres sin miembros, otros medio muertos... conforme entraban todos ellos, la gente comenzó a vitorear, otros a abuchearlos.

Mi mirada repasó a todos los soldados incluyendo los heridos, no lo veía por ningún lado... no estaba por ningún lado.

Entonces lo encontré.

Sentí un revuelco en el estómago pero no me importó, empujé a las personas frente a mí para ir con él. Varios me insultaron, uno que otro me empujó de vuelta pero ahora nada de eso importaba. Entré entre todos los soldados de la Legión que tiraban de carretas o sus caballos y ahora los tenía que pasar a ellos, buscando a mi hombre. Toda la Legión iba en dirección contraria mientras yo procuraba hacerme a un lado para dejarles pasar, y lo encontré.

Levi miraba al frente caminando junto a su caballo, tenía las ojeras más marcadas que cuando se fue, incluso se veía pálido... corrí hacia él, fue cuando toqué su brazo que se dio cuenta de mi presencia. Lo abracé.

—¡Aquí estás! ¡Vivo...! —suelto todo el aire acumulado. No lo abracé por mucho tiempo, sujeté su rostro y le robé un beso, luego tiré de su mano para que siguiera caminando y no estorbara a los soldados de atrás. Pero ahora yo caminaba a su lado. —Gracias, Levi.... muchas gracias.

—¿Por qué?

—Por dar tu vida a la humanidad... y por cumplir tu promesa de regresar a salvo. —beso su mano con cariño. —Te traje unas... flores... —busco alrededor, pero creo que las solté al correr. —Traía... ya no sé donde están.

—Tonta. —alborota mi cabello con cariño. Luego mira a las demás personas, unas gritaban groserías y muchas cosas, mientras que otras personas lloraban. Luego me miró a mí, parecía tener una enorme incógnita en su rostro.

—¿En qué piensas?

—En que siempre creí que el mundo me odiaba... —mira al frente, se veía más animado que hace unos minutos. —Sé lo que todas estas personas sienten hacia nosotros, yo alguna vez lo sentí...

—No fue su culpa, hicieron todo lo que pudieron. —trato de animarlo. Él me mira.

—Hacer lo que pudimos no es suficiente. —es lo último que comenta.

Llegando al cuartel, Levi y el resto de los soldados se dispersaron, yo me quedé en el despacho del moreno para esperarlo mientras resolvía los últimos asuntos con Erwin, el comandante. Ahí estaba sentada en la silla rodante, mirando todos los detalles de su lugar de trabajo.

Horas después, la puerta del despacho se abrió y Levi entró. Con una de sus manos se quitaba el pañuelo de su cuello, y con la otra mano cerró la puerta, su mirada gris dio conmigo.

—Aquí sigues... —ese comentario me hizo pensar que él no esperaba verme. Me levanto de la silla.

—Eh... ¿Quieres que me vaya? Tal vez quieras descansar...

Entregar el corazón. |Levi Ackerman x OC| |Premios Wattys 2019|Where stories live. Discover now