17

1K 132 59
                                    

—... después del temple, dejas reposar el metal. —explico depositando la espada. Trabajar con metal era difícil en Trost a comparación de la ciudad Industrial, pues allá se tenía el material eficiente y el buen clima, todo ayudaba... acá con un pequeño horno me las tuve que arreglar.

El chico frente a mí asiente con emoción, apenas y tenía un par de años menos que yo. Su cabello largo cubría parte de su rostro, éste estaba sucio del trabajo que hacíamos y él tanto que se agarraba el cabello.

—¡Usted es sorprendente, señorita! —exclama emocionado. Sonrío de lado.

—¿Qué te he dicho de llamarme así? Dime Akira... ¿No somos amigos?

Daichi asiente, apenado. —Perdón, Akira.

—¿Crees poder hacer el resto? Se me hace tarde... —me limpio las manos en una tela, trabajar con metal las ponía negras. —Te veré en unas horas.

—¡Claro! ¡Cuenta conmigo!

Salgo del taller apresurada directo a la calle, dos cuadras adelante, entro a una tienda donde una mujer al verme me entrega una bolsa de papel con comida dentro.

—Llegas tarde, creí que no vendrías. —señala sonriente. Me río entre dientes.

—Claro que vendría, no puedo dejar a mi novio sin almuerzo. —me sonrojo terriblemente al mencionar a Levi. La mujer se echa a reír.

—Mírate, estás tan enamorada. Ese muchacho es afortunado al tenerte.

—Yo soy afortunada al tenerlo a él. —alzo mi mano para despedirme. —Vendré mañana. ¡Gracias por todo!

Salgo de la tienda y me dirijo directo al cuartel de la Legión de Reconocimiento. Lo único que ahora podría incomodarme sería la vestimenta que tengo, vestimenta para trabajo. Un overol, playera negra y unas botas perfectas para trabajar... nada femenina.

Casi me arrepiento de entrar al cuartel y tal vez mejor regresar al rato cuando ya estuviera más decente. Pero no contaba con que justo en la entrada, Hanji apareciera. Al verme su sonrisa se amplió.

—¡Oh, pero si es la novia de Levi! —comenta en voz alta, un sonrojo recorre mis mejillas. —¿Vienes a verlo?

—Uhm... sí. ¿Sabes si está en su despacho?

—¡Siempre está en su despacho! —me empuja por los hombros. —Vamos te acompañaré a con el Capitán gruñón.

Compañeros de Hanji que estaban con ella rieron un poco. ¿Realmente Levi es tan gruñón? A mi me parece normal... ahora.

Hanji me arrastra por los pasillos del cuartel, varios soldados me ven y me reconocen pero nadie se acerca o dice algo. Al final llegamos a la puerta del despacho de Levi, tan impecable como siempre. Hanji iba a tocar pero la detuve.

—Gracias por acompañarme hasta aquí, puedo seguir sola.

—¿¡Eh!? Pero yo quiero ver cómo el enano pone una cara de enamorado. —se queja. Niego sonriente.

—Eso no pasará. Tal vez y al verme me corra al instante... no sabemos, es muy bipolar.

—Oh, eso lo tenemos en claro toda la Legión. —se echa a reír a carcajadas. No puedo evitar sonreír de lado... hasta que la puerta del despacho se abrió.

Hanji dejó de reír pero no de sonreír, yo retrocedí temerosa cuando su mirada me encontró, pero luego miró a Hanji.

—¿Qué haces aquí, cuatro ojos apestosa? —se queja. —¿No tienes trabajo que hacer?

Entregar el corazón. |Levi Ackerman x OC| |Premios Wattys 2019|Where stories live. Discover now