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La campana que indica el almuerzo resonó por todo el campamento. Levi respiró profundo sobre su cama, yacía boca arriba mirando el techo, seguía con sus ropas de la Legión y desde que había llegado ahí, no había utilizado esa cama para dormir, prefería hacerlo en alguna silla cerca de la chimenea o la ventana.

Su mente divagaba por muchas cosas, pero en general todas rodeaban a una sola persona. De repente se vio todos los días buscando a Akira, le gustaba verla desde lejos, ella era muy diferente a cuando estaba frente a él. Con sus compañeros sonreía más, también gritaba y se peleaba con tanta naturalidad, aunque de algo estaba seguro, y es que solo a él le ha mostrado su sonrisa más sincera.

Levi se incorporó de su cama, se sentía cansado y sin apetito, no había probado bocado desde el día anterior y seguía sin querer hacerlo, tenía náuseas.

Salió de su cabaña con la ropa impecable y sin alguna arruga, su capa de la Legión se ondeaba con cada paso adelante, era una tarde fresca.

En cambio, el comedor era un lugar cálido, todos los soldados estaban ahí reunidos, riendo, conversando y comiendo. La mirada gris de Levi buscó los alrededores hasta encontrarla a ella, Akira. Desde su último encuentro, ella lo ha estado evitando lo más posible, faltando incluso a su castigo. Hasta ese momento él decidió no decirle nada, pero después se lo cobraría, no estaba dispuesto a que ella se saliera con la suya.

Levi fue a la cocina en busca de su té, luego de ello fue a una de las mesas de la esquina para poder ver todo el lugar desde ahí. Era mejor así, todos le tenían miedo de alguna manera y si estaba presente, nadie actuaría con naturalidad, prefería pasar desapercibido por todos; y por ella.

El primer día que la conoció fue en el subterráneo, y no, no fue aquel momento en que ella lo ayudó con la bala incrustada en su pierna. Fue mucho antes cuando la ciudad subterránea estaba en las peores épocas de vandalismo.

Aquel día ella le suplicó que la ayudara y él se negó a hacerlo, por su culpa ella fue golpeada y probablemente hasta violada, pero no asesinada. Nunca olvidaría lo sucedido y aún después de tantos años, Levi sentía remordimiento por eso. Verla ahí en la Legión le recordaba a esa jovencita que con lágrimas en los ojos, sujetaba sus ropas desgastadas.

Después de ese incidente Levi cambió, y decidió dedicarse a ayudar a los pobres y las víctimas dentro del subterráneo, claro, buscándola a ella también. Quería disculparse y ayudarla, pero cuando la encontró fue ella quien lo ayudó a él.

No solo lo ayudó escapar de los criminales que lo perseguían, sino también de la enorme soledad que sentía; ella le había robado el corazón.

Dejarla en el subterráneo no fue fácil para él, si hubiera sido por su propio criterio, él se habría quedado a su lado con ella en el subterráneo para siempre, estaba dispuesto a hacerla su mujer y vivir una vida junto a ella.

Furlan e Isabel abrieron sus ojos y le mostraron un mundo mejor que él podía regalarle, uno lleno de luz y vida, uno lleno de libertad.

Levi traga saliva tratando de quitarse el nudo en su garganta, su mirada estaba estancada en la mesa de madera frente a él. Porque todo se había complicado una vez más por sus acciones, por sus ideales, por sus celos y por sus miedos.

En el fondo lo sabía, que llegaría el momento en que ella se daría cuenta de que él no valía la pena, y estaba decidido a que cuando eso sucediera, se haría a un lado para que ella pudiera tener un mejor futuro.

Pero no logró su objetivo, y sin importarle Erwin, su escuadrón o el resto de la humanidad, había seguido a Akira hasta ahí, necesitado de verla, de tocarla y poder protegerla. Ya no tenía control de sus sentimientos, poco a poco era ella quien dominaba sus pensamientos, sus acciones y su corazón.

Entregar el corazón. |Levi Ackerman x OC| |Premios Wattys 2019|Where stories live. Discover now