✵ Capítulo 04

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Me quejo, alejándome un poco, la enfermera me reprende con la mirada y pasa de nuevo el algodón sobre mi labio, molesta e irritada.

Hey, no la culpo, yo también estaría así, si mi real trabajo aquí fuera atender alguna emergencia y no curar adolescentes que han tenido una pelea tan estúpida... ¡Oh, error! No fue para nada estúpida, ese gran idiota ha ofendido a una mujer, de donde fueras o vinieras, eso es considerado violencia. Violencia verbal.

—Listo —avisa la mujer, echando el algodón y algunospedazos de cinta al cesto de basura —. Toma la pastilla que está sobre elescritorio y, si el dolor persiste, puedes tomarte la otra.

—Gracias.

Es lo único que sale de mi boca, me bajo de la camilla y obedezco la orden que me ha dado.

Salgo de enfermería y en el pasillo me encuentro al castaño sentando en el suelo, él alza su mirada y frunce sus labios creando un gesto de desagrado. Me acerco y apoyo la espalda contra la pared para después dejarme caer a su lado.

—¿Se nota mucho? —le pregunto, girando la cara para que pueda tener una mejor visión de esta.

Aitor ríe.

—Joder, ¿quién te ha dado ese golpe? —cuestiona, frunciendo sus labios para intentar ponerse serio y examinar mi rostro —. Te han roto la ceja de un puto coñazo.

—Entonces, supongo que tendré que esperar por el regaño de mi madre —farfullo soltando un suspiro —. Creo que fue Ernest el autor de esta mierda, me quedará una jodida cicatriz.

Él entrecierra los ojos y ladea su mirada.

—Mira el lado bueno, existe el maquillaje —intenta animar con burla—, podrás rellenar esa parte y tener una buena excusa para que te depilen, al final, solo fue la esquina. No se nota tanto, o bueno... mejor esperemos a que cicatrice.

Echo la cabeza hacia atrás, dándole sostén con la pared. Siento como esa zona late de manera exagera y la inflamación no cesa ni un poco, no tengo idea de por cuánto tiempo se va a mantener así, pero lo único que sí sé es que estaré viendo como mi piel cambia de color por las últimas semanas.

Al detenernos, nos llevaron a la dirección como se suele acostumbrar luego de cada pelea, el hombre exigió una explicación ante nuestra falta de respeto y educación, a pesar de los de gritos, insultos y miradas asesinas, cada quien dio su testimonio, aunque claro, cada quien declarándose inocente y culpando a otros.

Fui honesto. Acepté mi culpa y dije que yo di el primer golpe.

"Esos son huevos, los que a ti te faltan." le dijo Aitor a Brendon entre risas.

Borris carcajeó y el director reprendió a ambos, poniéndose de pie, dando a entender que la autoridad era él y exigía seriedad al igual que respeto.

¿El resultado? Estoy castigado. Tengo que hacer servicio social junto a Aitor, los salones del cuarto piso a partir de la siguiente semana, el grupo de Brendon le ha tocado barrer su campo de entrenamiento junto a los vestidores, pero con una gran diferencia. Ellos empezarían después de nosotros. Aquella decisión la ha sido tomada para evitar algún otro encuentro conflictivo.

—Me siento afortunado, al menos a mí no han sido al que le rompieron el tabique —confieso finalmente, reprimiendo una sonrisa de burla.

—Oh, estás dejando salir tu bastardo interior, eso me agrada —el chico admite —. Tendré un nuevo tema de conversación cada que las chicas se junten para intentar tener una cita conmigo, me he visualizado diciéndoles "sí, he sido yo quien le rompió la nariz a ese hijo de puta".

Si las personas fueran constelaciones [✔] | 1.0Donde viven las historias. Descúbrelo ahora