✵ Capítulo 25

171K 26.1K 54.8K
                                    

Alrededor de quince minutos me he tardado en convencer al Señor Hauser, el portero, para que me permitiese el paso al plantel, en menos de una semana estaría pisando de nuevo el instituto, pero para eso primero tenía que evitar llegar a la cárcel con éxito junto a la ayuda del Señor Beckinsale.

Solo me ha pedido tres cosas y las enlistaré a continuación:

1. Convencer a Rebecca para que testifique lo que sucedió en realidad.

2. Pedirle a Borris Jaén lo mismo.

3. Cerrar mi boca en el juicio y que mi lado insolente no me domine.

La uno y la tres serán un gran reto para mí, por ello, estoy caminando al único sitio que puede ser mi salvación. Visualizo las puertas del gimnasio y miro a través del cristal, echándole un vistazo a su interior. Ahí se encuentra ella, sentada mientras revisa algo en su celular y talla su cuello con una de sus manos.

Me percato de que nadie esté mirándome y entro, el ruido de las puertas llama su atención y alza su vista, ocasionando que nuestras miradas choquen. Becca baja su celular, su desagrado no tarda en hacerse presente, pone sus ojos en blanco y con una ceja arqueada me recibe de la mejor manera.

—Ya te veía con los reos —se burla—. ¿No te hacía falta una semana para regresar a clases?

—Qué graciosa eres, Dankworth. Para tu información, he persuadido la seguridad del instituto, aun sigo baneado, hashtag Aidan sigue expulsado —Hago una seña con mis dedos para hacer referencia a la etiqueta y acortó la distancia entre nosotros.

Ella relame sus labios y me observa detenidamente.

—¿Qué te has hecho en la ceja? —pregunta frunciendo su ceño.

—Una perforación, bebí una pócima de rebeldía y este fue el resultado, también tengo una en la lengua —le cuento y me abro paso a enseñársela.

—¿Acaso igual te tatuaste?

—Lo estoy pensando, tsss —chisto y le regalo una sonrisa a medias.

—Preguntaría sobre dónde ha quedado el Aidan Santificado, pero me temo confesar que nunca ha existido. ¿Te cansaste de usar la piel de oveja? ¿O acaso ya te dejó de venir ese disfraz?

Ok. Ya van dos personas que me dicen lo mismo.

La miro con los ojos entrecerrados.

—Estamos bravos, ¿eh?

—Como sea, ¿qué quieres? —Coge su bolso de tela y comienza a guardar algunas cosas que se encuentran a lado de ella.

—Oye, sé que estás enojada o crees que te estuve utilizando-

—De hecho, no. No estoy enojada —interrumpe—. Solo que las cosas se dicen al inicio de todo, Aidan. No esperas a que la otra persona te confiese lo que quiere para que tú des el siguiente paso y dispararle "ay, es que yo no quiero nada". —Ladea la cabeza— Te falta honestidad.

Golpe bajo. Lo digo en serio, eso es por lo he estado peleando con mi familia.

—Pero no estás enojada... —musito.

Rebecca me da una mirada fría.

—Me da tristeza y no voy a negar que dolió enterarme que te metiste con la ex novia de mi hermano —Aprieta sus labios—. Eres demasiado inteligente, aunque muy imbécil también. Supongo que algunas personas no valen la espera.

—¿Qué quieres decir?

Suelta un suspiro y se mantiene pensativa durante unos segundos.

—Creí que ser perseverante daría buenos resultados entre tú y yo... soy ingenua a veces, digo, también espero que algún día mi hermano cambie su actitud de machito —bufa—. Ok, ya superé eso, si estás aquí es por otra cosa, no para venir a disculparte por lo que ha ocurrido.

Si las personas fueran constelaciones [✔] | 1.0Donde viven las historias. Descúbrelo ahora