Teo y Gala

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Madrid, Mayo de 2030

Y así pasaban los minutos. Minutos infernales para mí por el dolor que estaba tendiendo.
Fue cuando en nada llegaron mis padres a la quinta planta. Las enfermeras los dejaron pasar hasta la sala de dilatación para que pudieran verme.
- ¡Mi niña! - dijo mi madre abrazándose a mí nada más verme. ,- ¿Cómo estás? - me preguntó.
- Esto es el mayor infierno que he vivido nunca - le dije rompiendo a llorar.
- Lo sé... todas hemos pasado por esto, pero creeme que es lo mejor que te va a pasar en la vida - dijo besando mi frente.
Yo solo me retorcía del dolor ya que cada vez las contracciones me iban a más.
- Tengo la mano de Luís reventada - le dije.
- Normal hija normal, poco queda reina - dijo mi madre para tranquilizarme.
Al poco rato el dolor ya llegara a su límite. Yo no aguantaba más.
- Luís por favor llama a Claudia no aguanto más - dije gritando del dolor.
Luís salió corriendo para avisarla.
Claudia vino al instante a ver cuando había dilatado:
- Bien Aitana, un poquito más y ya estás. Voy a pedir que preparen el quirófano. Es mejor que tus papis esperen fuera, cuantas menos personas estén mejor será para la mamá- dijo Claudia.
- Si hija, esperamos fuera. Estaremos atentos a todo, vamos a comer algo en la cafetería. Tan pronto se sepa algo, avisadnos. - dijo mi padre mirando a Claudia y a Luís.
- Si, tan pronto finalice el parto, avisamos a familares y podréis pasar a verles. - indicó la médico.
Besaron mis mejillas y se marcharon a la cafetería.
Luís no se movía de mi lado.
- No queda nada campeona - susurró Luís en mi oído y besó mi frente.
- Nunca en la vida lo he pasado tan mal, te lo juro Luisín. Nunca en la vida - dije sollozando.
- El esfuerzo merecerá la pena. No queda nada para ver a nuestros bebés y eso no está pagado ni con todo el oro del mundo - añadió volviendo a besar mi frente.
- No te separes nunca de mí, por favor - le pedí.
- No lo haré y nunca lo haría Aitana - dijo besando mis labios.

- No lo haré y nunca lo haría Aitana - dijo besando mis labios

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Ya solo quedaba la recta final.
- Vamos a ponerte ya la epidural - dijo Claudia.
Aquello si que me había dolido. Me había dolido muchísimo.
Nunca en la vida un pinchazo había sido tan duro.
- Ya está Aitana... eres toda una campeona- me dijo Claudia para animarme.
- Ufff ¡no aguanto más!- dije desesperada.
- Tranquila ya vamos a bajar a quirófano- dijo Luís apretando mi mano.

Y así fue, Claudia mandó que me bajaran a los quirófanos porque yo ya había dilatado lo suficiente.

Y así fue, Claudia mandó que me bajaran a los quirófanos porque yo ya había dilatado lo suficiente

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Con la miel en los labiosOnde histórias criam vida. Descubra agora