Después de 10 años y haber seguido cada uno sus caminos por separado enredándose en diferentes amores ... Aitana y Cepeda se vuelven a encontrar en una fiesta de reencuentrOT. ¿Qué ocurrirá? ¿Se unirán de nuevo? ¿Tomarán caminos separados y esta vez...
Y así pasaban los minutos. Minutos infernales para mí por el dolor que estaba tendiendo. Fue cuando en nada llegaron mis padres a la quinta planta. Las enfermeras los dejaron pasar hasta la sala de dilatación para que pudieran verme. - ¡Mi niña! - dijo mi madre abrazándose a mí nada más verme. ,- ¿Cómo estás? - me preguntó. - Esto es el mayor infierno que he vivido nunca - le dije rompiendo a llorar. - Lo sé... todas hemos pasado por esto, pero creeme que es lo mejor que te va a pasar en la vida - dijo besando mi frente. Yo solo me retorcía del dolor ya que cada vez las contracciones me iban a más. - Tengo la mano de Luís reventada - le dije. - Normal hija normal, poco queda reina - dijo mi madre para tranquilizarme. Al poco rato el dolor ya llegara a su límite. Yo no aguantaba más. - Luís por favor llama a Claudia no aguanto más - dije gritando del dolor. Luís salió corriendo para avisarla. Claudia vino al instante a ver cuando había dilatado: - Bien Aitana, un poquito más y ya estás. Voy a pedir que preparen el quirófano. Es mejor que tus papis esperen fuera, cuantas menos personas estén mejor será para la mamá- dijo Claudia. - Si hija, esperamos fuera. Estaremos atentos a todo, vamos a comer algo en la cafetería. Tan pronto se sepa algo, avisadnos. - dijo mi padre mirando a Claudia y a Luís. - Si, tan pronto finalice el parto, avisamos a familares y podréis pasar a verles. - indicó la médico. Besaron mis mejillas y se marcharon a la cafetería. Luís no se movía de mi lado. - No queda nada campeona - susurró Luís en mi oído y besó mi frente. - Nunca en la vida lo he pasado tan mal, te lo juro Luisín. Nunca en la vida - dije sollozando. - El esfuerzo merecerá la pena. No queda nada para ver a nuestros bebés y eso no está pagado ni con todo el oro del mundo - añadió volviendo a besar mi frente. - No te separes nunca de mí, por favor - le pedí. - No lo haré y nunca lo haría Aitana - dijo besando mis labios.
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Ya solo quedaba la recta final. - Vamos a ponerte ya la epidural - dijo Claudia. Aquello si que me había dolido. Me había dolido muchísimo. Nunca en la vida un pinchazo había sido tan duro. - Ya está Aitana... eres toda una campeona- me dijo Claudia para animarme. - Ufff ¡no aguanto más!- dije desesperada. - Tranquila ya vamos a bajar a quirófano- dijo Luís apretando mi mano.
Y así fue, Claudia mandó que me bajaran a los quirófanos porque yo ya había dilatado lo suficiente.
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