«trece»

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MONTSE


Estoy extrañamente incómoda hoy, al menos al lado de Alex.

Nosé porque acepté venir al cine con todos, normalmente soy muy reilona, sociable y rara vez me llegó a incomodar. Esta es una de esas veces.

Quizá la vergüenza por haber sido muy idiota la noche de beneficio está pasando cuenta. Ash no preguntó el porqué y lo agradezco, pero ahora quiero contarselo. Aunque en este mismo instante no puedo.

Hay un asiento vacío a mi lado izquierdo, mientras que en el lado derecho se encuentra Alex, a su lado Shea, luego Ash, y al lado de mi musa, Joel.

Falta que lleguen Jamie, Ryan y Christopher.

Las luces de la sala se apagan y vemos tres cuerpos musculosos subir por las gradas hasta llegar a nuestra fila, Jamie y Ryan nos saludan a todos con un movimiento de cabeza mientras que Christopher pasa por delante mío.

—Hola enana. —el tarro de pipocas que lleva está lleno y unas cuantas caen a mi falda cuando pasa, deja su vaso a su lado izquierdo y yo lo miro en silencio. Él me mira.

—Hola. —es lo único que digo, luego poso mi vista en la pantalla.

A media película Alex intenta tomarme de la mano, no lo dejó.

No he probado de las pipocas que está comiendo Alex, pero me muero por probar las de Christopher, la forma que come, el gusto con el cuál lo hace, me hace dar hambre. No ha dejado de sacar una chuchería tras otra desde que llegó a mitad del tarro. Y joder, quiero agarrar la barra de chocolate que está comiendo y embutirselo en su boca, para que dé una vez deje de moverla.

—Deja de tragar, por favor. —le imploro.

Dios, en unos días tengo una seción de fotos, no quiero engordar ni un gramo.

—¿Quieres? —saca una bolsa de gomitas de su chaqueta, y caigo en la tentación.

—Si. —

Él carcajea un poco antes de quedarse callado. Abro la bolsa de ositos de gomita y los como por colores. Pero dejo todo cuando la gran pelea empieza.

Algo me dice que Ash, mi mejor amiga, mi hermana, mi musa, ya vió algo de la película, o quizás, la película en sí. La forma en la cual mira todo, la clara expresión de "me va ha dar un infarto" es fingida.

Conozco a esa niña cómo la palma de mi mano señores.

Tony le quita las gemas a Thanos. Chasquea los dedos. Muere.

Mierda, esperen. No, él no debía estar ahí, joder, el capitán América está viejo. Mierda...

Una lágrima sale, la limpio. Nunca fui tan fan, pero Tony, ese hombre que me robó suspiros. No está. Ay dios.

Ash llora ante tal final. Joel y Shea la consuelan, y yo estoy en shock. Alex y yo nos miramos impactados, no debía terminar así. En absoluto.

Y sin darme cuenta, estoy tomando la mano de Christopher con mucha fuerza, mi mano es extremadamente pequeña al lado suyo. Alex habla con Shea.

—Me vas a romper la mano enana. —dice, pero no quita su mano.

No hace ni el más mínimo esfuerzo. Y yo tampoco quiero quitarla ahora, su mano está helada, la mía siempre está cálida. Acaricio los nudillos con mi dedo pulgar. Él mira la acción algo...anonadado. Río y separo la mano.

—Deberías comprarte unos guantes. Eres muy frío. —hablo.

—Soy de corazón frío pero cuerpo cálido, linda. Bueno, puedo ser muy caliente cuando se necesita. —ríe un poco, y yo lo acompaño.

La sala está vaciandose y nosotros nos alistamos para salir.

Lo último si fue extraño...



CHRISTOPHER

La piel cálida de la niña me dejó cautivado, en la forma física, para quedar claros, normalmente las caricias delicadas que me dan, no es en mi mano, sino en otras zonas mucho más...privadas.

Se levanta de la butaca. Veo como guarda la bolsa de gomitas en el bolsillo de su chamarra. La examino un poco, el jean que está utilizando le forma un culo... Joder. Las piernas no tan cortas pero bien formadas, algo gruesas. Las caderas abultadas y la cintura pequeña. La chamarra se le apega bien al busto pequeño, veo que no es tan delgada como parece, tiene un poco de pancita, y cachetes.

Quiero apachurrar esos cachetes.

¡Ahora!

Mientras todos salen ella camina lento, Alex sale rápido por contestar una llamada mientras Joel y Shea intentan animar a Astrid, y Jamie y Ryan... No tengo ni la más mínima idea de dónde se metieron. Pero la enana está sola.

—Tienes un culo de puta madre. —me abofeteo mentalmente por el comentario tan idiota.

—Tú eres un nadador cariño, nada por delante, nada por detrás. —no reprocha sobre lo que le digo y me doy cuenta que algo le pasa.

—¿Que te pasó la noche anterior? Estabas extraña. —pienso que me mandará al caño por mi pregunta. Pero en vez de eso hace algo que pensé, no haría.

—Mi madre siempre quiso tener una hija perfecta. Mi padre no quería un hijo. Un día, había una grave crisis económica en mi país natal, así que mis padres decidieron mudarse aquí, más que todo por insistencia de mi padre, mi madre no sabía la razón. Medio año mi madre no salía de nervios y mi padre se cansó, un día salió y no volvimos a saber de él hasta pasado un mes, estaba con otra, tenía una hija rubia. Una hija de su misma sangre, nos utilizó para venir aquí y poder estar con su amada familia. Desde ese momento mi madre me metió en la cabeza el intentar ser perfecta, para así poder agarrar a mi marido y ser la mujer que él quisiera. Un día, se enteró que me besé con una chica, desde ahí se alejó. Mi madre y yo no nos hablamos más que para Navidad, o para que yo la felicite en su cumpleaños. Luego, no. —

Me quedo en silencio, nosé que responder. Ni siquiera esperaba que me dijera la razón por el cual estaba mal la pasada noche.

—No sientas pena, ya pasó. Fue hace mucho tiempo. —habla y empieza a caminar más rápido. Yo la sigo.

Está niña me va ha matar con estas sorpresas, es como si intentara ser todo lo que su madre quiso en su momento. Pero no puede, se nota que ella no es así. Es una pequeña pulga que le gusta estar arreglada y de muchos colores. No es rígida ni tiene táctica para decir las cosas, es impredecible hasta dónde lo noto.

Es como un imán que me llama, como si yo fuera el metal. Y siento el vacío avecinarse. Algo me dice que estar cerca de ella, será todo un caos.

Hockey Season +18 Christopher Vélez - Joel Pimentel Where stories live. Discover now