«veintitrés»

665 99 18
                                    

MONTSE


No he hablado con Ash en un mes, no la he visto, y tampoco he ido a nada de los Golden Knights.

No he respondido ni hablado a Christopher, pero si pregunté a Joel sobre cómo estaba mi amiga.

Mal.

La única palabra que me decía y creo que era la peor.

Estoy instalada en un departamento no muy lejos del Strip, pero si algo cerca al Hakkasan, donde no me ha faltado unas buenas salidas los viernes y sábados por copas, nada de baile, nada de risa. Solo escuchar música y beber algunos tragos.

—Estás hecha mierda. —habla Dominic en tono regañón.

—Soy hermosa, gracias por recordarlo. —vuelco los ojos y desvió la mirada hacia él cuando apaga el televisor.

—Mira idiota, sé que estás con tus ánimos por los suelos al sentirte extremadamente sola, pero te comento que tienes una amiga que te ha apoyado en todo y nada, tenías un folla-amigo que estaba buenísimo, y una casa dónde no te faltaba comida, ¿Cuando hiciste algo casero aquí? Tú refrigerador está vacío desde que lo compraste y has engordado como dos tallas, deja tu mierda revuelta de lado y habla de una vez con tu amiga y folla con alguien, tu humor es de perros y ya estoy cansado. No soy Ash que te soporta y te pone en tu lugar, te he tenido paciencia, así que habla ahora mismo con alguno de esos. —

La reprimenda que me da mi amigo hace que mi sangre se ponga helada, sé que tiene razón y no puedo negarlo jamás. Ash es la única que sabe hasta dónde soportarme y ponerme en mi lugar, pero también ha sido la única que se ha quedado. No lo hizo ni mi madre, pero ella si.

Desde que tengo memoria hemos sido ella y yo, y la dejé de lado en menos de una hora.

Pero dolía (no me di cuenta hasta que vi que no tengo una persona que me dé el cariño que quiero) ver cómo mi musa tiene a un hombre que da todo por ella y él único pretendiente que he tenido en mis últimos meses se alejó por un idiota que no vale la pena.

Mi cerebro empieza a maquinar y un foco se enciende en mi cabeza, ya sé cómo arreglarlo.

—Hablaré luego con ella, primero debo ir al spa. ¿Vamos por unos masajes? —le pregunto a mi amigo y le sonrío. el asiente y se levanta del sofá.

—Pero ponte unos jeans y una polera holgada, estás gorda. —y tiene razón. En un mes he subido por lo menos dos kilos, y mis cachetes y la lonja que tengo en mi cadera me lo gritan.

Me cambio por unos jean y polera holgados y unos tenis, aparte de unos lentes finos y una gorra.

Salgo sin nada de maquillaje, paso el día con Dom comprando y yendo de un lado a otro. Hasta que veo una melena extrañamente cortada, alto y delgado, su risa me confirma quién es.

Christopher.

Mierda, intento pasar más rápido pero me detengo cuando veo que está riendo con una chica. La prima de Isa, esa idiota trepadora. Primero quería que esté con Joel, pero veo que el que cayó fue Christopher.

—¡Montse! —el grito de mi amigo hace que me detenga de golpe. Joder ,Dom, me había olvidado de él por completo. Camina a paso calmado y ruego que el idiota no me haya visto.

Una mano se posa en mi hombro.

—Enana. —el susurro hace que mis mejillas se calienten, y no quiero darme vuelta.

—Quita. —levanto su mano y camino hacia dónde está mi amigo. —te juro que me la pagarás. —lo regaño mientras camino hacia una tienda cualquiera para escapar.

Hockey Season +18 Christopher Vélez - Joel Pimentel Where stories live. Discover now