«quince»

858 99 20
                                    

MONTSE

Caminar de un lado a otro con angustia no debería significar nada,pero para mí si significa algo; lo malo. Para mí.

Me pone algo incómoda estar sola en los camerinos, todo el mundo entra y sale de los vestidores mientras yo espero a Alex.

No ví a Ash desde la mañana y me siento algo cohibida en este mismo instante. Quizá debí de haberle dicho a mi amiga que iba a venir al entrenamiento de los chicos, pero no lo ví necesario.

—Parece que en algún momento tus tacones empezarán a botar humo, enana, deja de caminar. Me pones nervioso. —Christopher está ahí, parado como el último vaso de agua en medio del desierto. Se ve deseable con ese cabello alborotado.

—¿No deberías estar entrenando? —pregunto.

—Debería, pero no quiero. Hoy tengo pereza. —habla mientras se apoya en la pared.

—Que mal. ¿Viste a Alex? —

—Acaba de salir, lo llamaron para hacer una conferencia. Seguro se olvidó que debía verte, pero si quieres te llevo a su oficina. Le esperas ahí. —en este mismo instante quiero matar a Alex por olvidarse de mi.

Joder.

Estoy con una falda hasta mitad del muslo y una chompa de lana blanca, combinado con mis tacones blancos. Por lo tanto, se me congela hasta el alma que no tengo.

—Hay calefacción en los vestidores, vamos. Tus labios están morados. —lo sigo sin rechistar.

Caminamos por el pasillo hasta llegar a los vestidores, entramos y me quedo algo atontada al ver que no es tanto como las películas. Hay divisiones entre cada vestidor, cada uno con sus respectivos nombres encima. El calor me envuelve como un manto grueso, algo que completamente necesitaba.

Camino hasta que llegamos a su división, un "Vélez" está escrito en la parte superior con color negro y dorado. Hay una pequeña banca y encima su casillero. Un par de colgadores en las paredes, y ropa bien doblada a un costado.

—Pensé que todo sería un chiquero. —le hablo con sinceridad. Me acerco a su casillero y veo que necesito el código. —¿Cual es? —pregunto.

—¿Por que quieres ver mi casillero? No hay nada interesante. —habla algo a la defensiva.

—¿Tienes miedo que encuentre algo que te haga ver mal? —me doy vuelta y doy un paso más cerca de él. Estamos tan cerca que ni un alfiler puede pasar por medio de nosotros.

—No, pero si tanto insistes. Es trece y doce. —

—Ese día lograste entrar al equipo. —hablo por inercia. Mi vocecita interior me grita que soy una idiota y me doy vuelta para abrir el casillero.

Gracias a Dios no comenta nada de lo que dije.

Ve inclinó un poco hacia adelante y escucho cómo se empieza a cambiar, el sonido de sus tenis y ropa caer al piso. Todo el vestidor está en silencio a pesar de que nosotros estamos ahí.

La banqueta no me deja acercarme a alcanzar algo, una cadenita está ahí, tirada y sé que tiene un dije. Pero no la alcanzó. Me quito mi cartera del hombro y vuelvo a intentarlo.

Me arrodillo en la banqueta y siento como por poco y me chocó contra el metal; pero unas manos fuertes me lo impiden.

Christopher me sujeta de las caderas con fuerza y siento como está apegado a mí. Toda su anatomía contra la mía.

Llevo mi espalda para atrás hasta que está choca contra su pecho.

Calor.

—No debiste hacer eso. —susurra en mi oído. Un escalofrío me pasa por toda mi espina dorsal.

Hockey Season +18 Christopher Vélez - Joel Pimentel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora