Capítulo 57 (LIBRO 2)

51.3K 2.5K 4.3K
                                    



Algunas personas solo saben lo importante que es algo cuando lo pierden.

Y esta oración siempre ha sido cierta. Porque en este momento hay alguien que constantemente se pregunta, si ha tomado la decisión correcta o no.

Durante la pausa para el almuerzo, la cafetería se llenó de estudiantes y personal que llegaron a almorzar. Del mismo modo, Can, que acababa de terminar su clase de la mañana, vino a la cafetería con sus amigos, los cuales estaban sentados alrededor de la mesa..


—¡Ustedes vayan y compren comida, yo simplemente les ayudaré a ocupar la mesa!

—¡Inundación!

—¡fuego! ¡Fuego en la montaña!

—¡El volcán hará erupción!

—¡La nieve llegará hasta el cielo!

—¡El auto de nuestro decano es genial!

—Espera, ¿qué demonios tiene que ver eso? Todos hablamos de desastres naturales, ¿Can por qué mencionaste el auto del decano?

—No tengo tiempo para pensar, ¡ustedes respondieron demasiado rápido! Ya han mencionado las inundaciones o los volcanes. ¿Qué más puedo usar?

—El simple hecho de escucharte decir que piensas me hace sentir agradecido... Y... Por cierto, ¿Qué pasó? ¿Desde cuándo te volviste tan amable?, incluso nos ayudaste a encontrar la mesa.


Sus amigos miraron con curiosidad al futbolista blanco (de la misma manera cuando no entendían por qué corría al campo de fútbol todos los días para jugar), estaba sentado allí, tan desesperado y de mal humor, y también ignoró al grupo de superiores que jugaban dominó, lo que hizo que todos se sintieran realmente preocupados.

Can, que sostenía su  mochila y ayudaba a sus amigos a apartar los asientos, de pronto dijo débilmente.


—No tengo hambre, ¡acabo de beber un antihelmíntico!


[Nota: Los Antihelmínticos son medicinas que provocan la expulsión de  lombrices parásitas del cuerpo, ya sea matándolos e incitando en ellos una conducta de huida. Sí, en pocas palabras un antiparasitario]


—¿Medicación desparasitante?


Sus amigos se miraron los rostros entre sí, luego con una mirada confusa, observaron a la persona que acababa de decir que tenía parásitos en el estómago, ya que al parecer no había sarcasmo, ni bromas en sus palabras, simplemente recostó la cabeza en la a mesa y murmuró para sí mismo...

—No quiero comer, no tengo hambre.

—Si no te sientes bien, ve a ver al médico.

Los amigos dijeron con gran preocupación. Can sacudió la cabeza y miró el teléfono que acababa de sacar de su bolso. La pantalla de bloqueo del teléfono estaba limpia y nadie le había enviado ningún mensaje.

—Solo ignóralo, me muero de hambre.


Al ver que estaba siendo tan distante, todos fueron a comprar su propio almuerzo. Can respiró hondo y extendió el dedo para tocar la pantalla del celular.


—No somos novios, pero... ¿por qué no tengo ganas de comer? ¿Por qué no puedo dormir bien?

Our unexpected story 1,2,3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora