Capitulo 17

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Alexander

Estabamos reunidos en la cueva. Nuestra fortaleza, nuestro refugio.

Ethan seguía en una especie de coma y Athar se veía cansado y pálido, pense que como era un demonio no pasaba por tales cosas, pero parece que su energía se consume de alguna forma.

-Athar, deja que me encargue- Nico se acerca al cuerpo de Ethan y empieza a pasarle energía a través de sus manos, de lo contrario el cuerpo humano sin un alma empieza a deteriorarse.

-Ya en un rato llegarán los refuerzos, solo invité a los importantes pero el ejercito es de aproximadamente mil guerreros. Todo tipo de soldados: Sirenas, Semi-Dioses, Demonios, Vampiros, Híbridos, Seres de Luz y Oscuridad, y Dioses-. Austin tenía una mirada brillante mientras mencionaba tales cosas que me asombraban. ¿Pero tantos seres estaban de nuestro lado y odiaban a los Ángeles?.

Una luz violeta brilla en medio nuestro y un circulo del mismo color empieza a abrirse en el medio de la tierra. Pronto unas figuras negras con forma humanoide empiezan a salir del mismo.

Son tres figuras y ya empiezan a tomar su forma.

Una tiene dos alas bellas, como si de una mariposa se hablase. Eran grandes como la de los ángeles y tenían un color azulado y verde. Las portaba un chico bajo de estatura, quizas metro cincuenta, parecia de unos 15 años, tenía el pelo colorado, unas pecas y unos hermosos ojos dorados. Vestía una ropa completamente verde hoja.

La otra figura era de una chica, poseía un vestido negro que llegaba hasta el suelo. Pero el vestido tenía brillos del mismo color. Resaltaba su escote en v, que dejaba ver su voluntuoso pecho apenas cubierto. Su cabello negro y liso llegaba a cubrir sus hombros. Tenía una tez blanca pero unos labios rojos intensos junto  con ojos violetas y una diadema de plata y cristal sobre su cabeza. Un poco más alta que el hada.

Y por último, un muchacho de tez bronceada, musculoso, con un cabello plateado y ojos color ambar. Bastante precioso. Hacia atraer la mirada de todos.

-Por fin llegamos, ya estaba cansada de esperar-. La chica suena molesta.

-Ya, ¿puedes ser un poco más respetuosa?- el precioso chico regaña a la chica a lo que esta le hace una mueca.

-Ya, comportense- todos nos quedamos sorprendidos al escuchar la voz de aquella hada, esperaba una voz de niño pero era una voz de hombre- mucho gusto, me llamo Eliot, el Príncipe de las Hadas-. Y hace una reverencia ante todos a lo que se la respondemos de la misma forma.

-Yo soy la Reina de los Vampiros, Janet, la Reina maldita-.

-Y yo soy Besthar, Hijo de la Diosa Ishtar-. Otro Semi-Dios. ¿Ishtar? Nunca había escuchado de ella.

El resto de nosotros se presenta ante nuestros nuevos miembros.

-Asi que tendremos que viajar a estos puntos...dividamosnos en grupos, no queda otra. Athar, Nico, Janet y Luna iran al Inframundo. Y Alex, Eliot, Besthar y yo al Limbo. En algunos de esos dos lugares debe estar el alma-. Todos asentimos.

-No podemos tardar más de dos días, el cuerpo de Ethan empezará a deteriorarse para entonces y el ciclo comenzara de nuevo-.

Me acerco al cuerpo y le doy un poco de mi energía.

-Talvez alcancé para un día más-. Athar me agradece con la mirada.

-Chicos, Alex no creo que pueda ir con ustedes, recuerden como hay que hacer para entrar al Limbo-.

-¿Por qué no podría ir?- miro a Nico.

-Porque tu cuerpo debe estar bendecido con Agua Bendita, de esa forma tu alma se dirigirá al Limbo, pero dicha Agua en un cuerpo corrupto como los nuestros- dice mirando a Athar- no serviría y te haría sufrir-.

-No te preocupes, sé lo que hago- dice Austin mientras me toma de la mano. Saca un frasco de cristal con tapa dorada y vierte el líquido sobre mi cabeza. Se siente simplemente como agua corriente- ¿vieron?-.

-Vámonos- dice Besthar. Me tira una mirada como si tuviese algun rencor.

Nosotros esperamos a que los chicos partieran primero. Acaricie a los dos guardianes y seguí al resto del grupo.

-Una de las entradas al Limbo se encuentra en el Reino de las Hadas, yo como Rey puedo abrirles un portal-. Asentimos. ¿Rey? Pensé que era príncipe.

Apoya sus finas manos en el césped a las afueras de la cueva y de este empieza a surgir un tronco grande. Este empieza a tomar la forma de un árbol y se ramifican ramas de las cuales surgen hojas y flores bellas, de varios colores. El tronco se abre en el medio y una brisa fresca proveniente del mismo nos da en la cara.

-Pasen-. Se puede ver un césped verde del otro lado del tronco. El cielo era el mismo, un cielo azul con un sol brillante. Pero el aire que se respiraba se sentía limpio, puro, sin contaminación. Hay bastantes árboles con distintas frutas y hay otros con frutas que nunca había visto e incluso colores que no conocía. Desde troncos amarillos a hojas azules. Volteo una y otra vez asombrado.

Veo un par de ciervos en el horizonte y otros animalitos chiquitos como conejos. En el cielo se ven 4 aves a lo lejos  con enormes alas, no puedo apreciar mucho puesto que el sol ciega mi mirada. Todo majestuoso.

Las aves empiezan a caer en picada hacia nosotros y en el momento que el sol no ciega mi vista y puedo verlas con  claridad, eran ellos. Los 4 Ángeles.

-¡CHICOS CORRAN!- Volteo a alertar al resto pero no veo a nadie. De pronto siento una presión en mis piernas y mis brazos.

-Lianas irrompibles- De la misma tierra salieron lianas que me envolvieron y sujetaron los brazos, piernas y el cuello.

-Como prometimos, aquí lo tienen- los Ángeles estaban en frente mío y su presencia hacía que empezara a sudar. Intento liberarme pero las lianas me ahogan a tal punto de ni poder hablar. La falta de oxígeno no me dejaba pensar casi.

-Que feo, pensaste que alguien estaba de tu lado y terminaron traicionandote-

Intento crear una explosión, un incendio y nada.

-No te gastes, tus poderes estan sellados, esa agua proviene directamente del Manantial Infinito, fuiste muy amable al dejartela verter- se ríen en lo que Austin les devuelve el frasco con el que me había mojado. Me mira y sonríe.

-Perdon amorcito, no es nada personal contigo. Es culpa de tu amorcito-. Austin me lanza un beso, intentaba liberarme y no podia. No entendía nada. Ni podia emitir sonido, cada vez me faltaba más aire, sentía el calor en toda mi cara, por más de que tirara, mis brazos no se movían.

-Una pena, ¿acaso no entiendes que nadie en este mundo te ama?- ya no podía distinguir de dónde venían las voces, la visión se me volvía negra, trataba de mantenerme despierto pero era inútil. Al final iba a morir sin que nadie me amase, víctima de otro amor no correspondido, talvez no era tan malo morir, nunca merecí vivir, nunca nadie quizo que viviera...

Pacto con el Diablo (Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora