Un disparo a mi corazón. EDITANDO

Capitulo 5: Llegada [Editado]

Capitulo 5: Llegada

Al día siguiente…

Helena se despertó a las siete muy temprano pero no quería que cuando viniera Quino a por ella le pillara en la cama. Se metió en el baño.

Al mirarse en el espejo apenas si se reconoció. Tenía unas grandísimas ojeras de llorar y las bolsas de los ojos estaban tan moradas que parecía que le habían pegado un puñetazo. Se metió en la ducha con agua fría para espabilarse, al rato salió y del gran armario eligió algo normalito de ropa.

Opto por unos short cortos en blanco y una camiseta en rosa palo de tirantes, de calzado se puso unas sandalias atadas en el tobillo en color blanco. Cuando casi eran cerca de las ocho Quino entró en la habitación. Al verla como se había vestido le entraron ganas de… ¿besarla? Pronto se le borró esa idea de la cabeza. La miró de arriba abajo mientras que ella ignoraba sus miradas.

—Ten —Tiró un puñado de ropa encima de la cama junto con una bolsa —Mételo todo en la bolsa. Y…—le lanzó también un estuche —Píntate un poco estas…muy pálida —Le dijo para hacerle daño.

Ella ni le miro cogió el estuche y se fue al baño. No quería aparentar dolor pero las palabras dichas por él le causaron daño. Helena pensó en llevarle la contraria y no pintarse pero al hacerlo, se sintió mucho mejor con lo que mentalmente se lo agradeció.

Él le observaba desde la puerta con mucho interés. Le gustaba la forma en cómo movía las manos para maquillarse y como se pintaba los ojos, esos ojos tan bonitos que le habían hechizado, cuando salió del baño y vio lo impresionante que estaba se le atragantó la saliva. Apenas parecía que se había pintado. Un poco de color discreto de ojos, una línea negra y un poco de rímel…estaba… ¿Guapa?

Ella metió la ropa en la bolsa y en cuanto estuvo lista bajaron por las escaleras. Quino iba tras ella vigilándola de cerca por si intentaba escaparse. En la puerta los estaba esperando un deportivo Mercedes clase SL en color azul oscuro metalizado. Se montaron en él sin que ninguno hablara sobre nada. Cuando llevaban cerca de 30 minutos conduciendo Quino le tiró a Helena una carpeta en color amarillo. Ella la miró de reojo pero no hizo ademan de abrirla.

—Necesito que sepas algunos datos de las personas a las que…digamos que vamos a conocer. Algunos son importantes otros puedes pasártelos.

Ella abrió la carpeta y miro las fichas una por una. Algunas de las personas le sonaban ya que ella se había encargado de buscar información sobre ellas. No es que se dedicara a quedarse con los datos pero había veces que se quedaba con cierta información fotográfica sin querer.

—Este hombre —Le dijo señalando una foto en blanco y negro —Es uno de los más importantes y del que más nos importa para nuestra conveniencia. Es mas casi todo gira a su alrededor. Las demás personas, son secundarias. Con un par de datos se supone que tienes que descubrir cosas. Para eso vienes —Le dijo para hacerle daño.

La chica como tenía una muy buena memoria pasó las hojas y se fue a la siguiente persona a la que tendría que interrogar. Las hojeó un poco y paso a la siguiente así siguió hasta que acabó, luego volvió al tipo que era tan importante.

Le sonaba, era un americano llamado Orlando West Slit que vivía en una comunidad llama La Jolla situada en San Diego, California. También tenía casas en Los Ángeles, Atenas y en España. Se encargaba del trafico de drogas, armas, pero su especialidad era el tráfico de personas, se hacía con ellas mediante engaños, prometiéndoles cosas que luego no cumplía y obviamente les amenazaba con matarlos si no obedecían o intentaban escaparse.

 En las siguientes hojas se podían ver las cuentas que tenia junto con otros datos de “poco interés” como que era muy sigiloso no le gustaban los escándalos, provenía de una familia millonaria pero que por causas desconocidas no había tenía una infancia fácil, no tenia hombres de confianza ya que no se fiaba de nadie y prefería hacer ciertas cosas él solo, tampoco le gustaba ser visto con mujeres y adoraba jugar al póker y apostar en internet.