Sombrero Negro

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—Que tenga buena noche, joven Midoriya

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—Que tenga buena noche, joven Midoriya. —finalizó el hombre de cuarenta años de edad la conversación con una sonrisa leve.

El peliverde asintió, devolviendo los buenos deseos y al salir de la tienda apretó la escopeta que tenía cargada.

—Y suerte. —comentó el vendedor una vez que vio salir al joven fornido y de pecas salir de su negocio, observando con atención como aquel muchacho de la mitad de su edad apretaba su escopeta, conocedor de todos los furtivos cazadores que aparecían en las noches.

Al estar tan desoladas las calles, sus pisadas se escuchaban como eco, sonando aún más de que un alma insignificante como él andaba caminando solo y sin protección alguna contra cualquier ente o persona loca.

No es como si una simple escopeta bastara.

Por qué vamos, ese pueblo era tan extraño que se le hacía poco el tener un arma consigo, pero no podía dudar así como así y mucho menor sentir miedo.

Esa era la primera regla impuesta por los viejos sabios que vivían allí, nunca tener miedo cuando estaban solos, por qué todos podían oler el miedo.

Distrayendose con sus pensamientos y preocupaciones, no se dió cuenta de cómo había tropezado con un sombrero haciendo que se se cayera.

A pesar de ser un adulto, seguía teniendo sus momentos de torpeza.

Rápidamente se levantó, cerciorandose con que exactamente se había tropezado, inseguro y desconfiado de todo.

Frente a él solo había un simple sombrero negro, de tela un poco sucia y se veía claramente que era viejo, aunque por medidas de preocupación, dió dos pasos hacia atrás.

No podía confiar en nada. No en las noches del mes de Octubre, y solo debía de ignorar cualquier cosa en su camino, además no podía atrasarse pues su madre le esperaba con sus medicinas.

Rodeó el singular sombrero, tratando de ignorarlo sin éxito, pues su mirada verdosa estaba atenta a cualquier movimiento extraño.

Cuando se volteó, con las esperanzas de que había librado un obstáculo, un sonido estremecedor le caló en la espalda, parecía como huesos rompiéndose y vértebras cayendo al suelo bruscamente.

Respiró hondo, no debía perder la calma de ninguna manera, debía seguir así. No ganaba nada bueno con temer.

Quitando la cobardía y mostrando que podía ser valiente, se volteó hacia lo que era el sombrero para encontrar una mujer.

Una hermosa mujer quizás de su edad, de cabello castaño y ojos chocolate, con una esbelta figura y una traviesa sonrisa.

Midoriya solo trago duro. Aquello iba a ser difícil.

—Pero si buenas noches, Deku-kun. —Izuku solo pudo maldecir internamente, en el mejor de los casos las brujas no sabían nada de sus víctimas, pero que ese ente supiera hasta el apodo que tenía Kacchan hacia él, era malo.

Viejos Relatos -Hwtober [Tododeku]Where stories live. Discover now