Capítulo 1

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 Observo la imagen que hay en el espejo delante de mí. Una mujer pálida, con ojos grises grandes, cabello rubio hasta su cintura, aro en la nariz, maquillada, y con una mirada vacía, ¿seré yo? Sus ojos están vacíos, le falta un pedazo de ella misma, creo que sí soy yo.

Agrego otra capa más de rímel y ya estoy lista para mi primer día en la universidad...nuevamente. El año pasado me expulsaron por conducta, esperemos este año tener mejor suerte.

Salgo de mi baño, y me agacho para sacar los botines negros debajo de la cama, me los coloco rápidamente. Dejo la cama estirada, ordeno, y me dispongo a irme, pero antes de hacerlo me coloco un gorro de lana rojo y compruebo mi imagen en el espejo por última vez; jeans azules, polera blanca sencilla pero con encaje en la espalda, arriba una chaqueta de cuero. Cuelgo el bolso en mi hombro y salgo de mi departamento.

Desde los 16 años que vivo en este departamento. Me mude dos años después de la muerte de Dani, ya que estar en casa era una tortura por el hecho de que lo veía en todos los rincones y también porque mamá me maltrataba. Al cumplir los 16 me logré emancipar, cosa que mis padres aceptaron con gusto. El departamento lo conseguí gracias a la tía Tori, hermana de Sarah, quien es lo más cercano a una madre que tengo ahora.

Llego a la calle principal del centro, donde me detengo por el semáforo. Una mujer de mediana edad me sonríe y dice: -Bueno días, señorita.

-Que tienen de buenos...-le contesto fría mientras avanzo porque el semáforo cambia de color.

Si hay algo que odio es cuando las personas tratan de agradarte o te hablan porque al verte saben que estas mal y quieren tratar de ser de ayuda al decir cosas como "buenos días", pero no les resulta. Si ellos estuvieran en el lugar de la persona en frente sabrían que lo mejor es no hablar.

En la secundaria, cuando todos supieron lo de Dani, corrían a mi lado dándome consejo o palabras de aliento, los aleje a todos. Hasta a los que eran mis amigos. Me gane una reputación como "La Perra Bree", por ser tan fría y perra con todo aquel que se cruzaba en mi camino. Era lo mejor estar sola, no quería estar con nadie, solo quería estar sola para recordar a mi hermano.

Llego a la universidad, -obviamente no es la misma de la que me expulsaron, ya que allí no me recibirán nunca más- Esta es muchísimo más grande que la otra, los universitarios van de un lugar a otro riendo, bromeando. Será un largo día.

Abro mi bolso y saco un cigarrillo, es el último. Lo enciendo y coloco en mis labios. Inhalo el venenoso humo, y después lo suelto. Fumar es un vicio de mierda, lo sé, pero me ayuda a relajarme, al igual que el alcohol. Camino hacia la entrada, pero un chico que viene caminando rápido me empuja y provoca que suelte mi cigarrillo, este cae al suelo. Gruño, todavía faltaba la mitad.

-¡Fíjate por donde caminas, idiota!-le grito apagando el cigarrillo en el suelo con el pie.

-Lo lamento-dice y se detiene, da la vuelta fijando su mirada en la mía.

Whoa.

Lo admito, es uno de los hombres más guapos que he conocido; cabello negro oscuro desordenado hacia arriba, luce suave y como si recién se hubiera levantado. Brillantes ojos verde eléctrico, labios carnosos y rosados, de piel pálida. Lleva jeans negros, deportivas, camiseta azul y encima una cazadora de cuero como la mía. Sus bíceps se marcan en la playera. Tiene un cuerpo fornido y es bastante alto, más que mi 1.67, debe medir como 1.80 más menos, o más que eso.

Sí, puede ser bastante guapo, pero es un idiota. Rápidamente mi mirada se vuelve fría como de costumbre. Noto que sus ojos viajan por todo mi cuerpo y después vuelven a mi rostro.

Sweet Bitch © [ Terminada y en edición]Where stories live. Discover now