10V3

1K 126 17
                                    


La luna llena iluminaba junto a las estrellas los gigantescos árboles del bosque medieval, el rocío del gras punzaba en el grisaceo rostro del ente maligno y a la molestia le acompañaba un dolor leve en el pecho y cabeza, sus quejidos se escuchaban bajo en lo que seguía echado, cual pez en tierra. No se podía mover o siquiera pensar claro, tan solo sabía que había vuelto al mundo de sus sueños.

Tenía suerte que uno de sus monstruos guerrero se encontraba cerca, con sus anchos brazos lo levantó y cargó en su hombro para luego ser agradecido con un siseo de serpiente. Black Hat acomodó su rostro dando la espalda al cuello de la bestia, el pelaje de esta criatura era oscura y tan suave como la colcha de su realeza, desde allí arriba el rey apreció la azulada noche y la espectral oscuridad entre las ramas de la arboleda. Su cabeza le fastidiaba pero poco a poco dejó de emitir gruñidos, solo se dejó consumir en el alivio que sentía al estar cómodo y saber que por lo menos en ese lugar sería mimado como deseaba.

¿Y era asi como lo deseaba?.

Un suspiro escapó de sus verdes colmillos. Nada era en verdad como le gustaría que fuese, ni su cuento llegaba al climax feliz que tanto quería. Cayó en la cuenta que sin importar el lugar donde estuviese, las riquezas le colmarían, siempre habría villanos tontos que lo adoraran y hasta mortales que le rindieran culto a diario.

Su orgullo se lo comía vivo y lo enfurecía pensar en aquello otro, que lo hacía sentir...tanto. Por tantos ciclos se resignó a admitir lo mucho que necesitaba de compañía, y de lo solo que estaba antes de empezar a contratar subordinados que quiten su aburrimiento con arriesgadas misiones e inventos, hasta colmarse de la rutina y asesinarlos.

Más por alguna razón, no fue así con su último científico. Desde que chocó su avión en su mansión le sacó más de una risa su idiotez y sus diminutas súplicas, sus patéticos rezos de piedad, la diamantina de sus oscuros ojos al sollozar... esas débiles manos y piernas al temblar, sus tan dedicados y empalagosos halagos.. su iluminado rostro al enseñar el currículum que poseía.

Tal vez fue su risa, y el rubor que le llegaba a la nuca tras ser interrogado por un demonio incrédulo de que, a su corta edad, le atribuyesen más de 82 mil delitos. ¡¿QUÉ SE CREÍA MOSTRANDO ESA COCHINA TERNURA QU-?! no podía matarlo ¡claro que no!, era su obligación y satisfacción verlo fracasar en sus inventos y misiones frente suyo, solo eso.

Black Hat refunfuñó en su dolor de cabeza y esfumó de su mente esos recuerdos.

Todo era extraño desde hace unos días, solo quería estar en sus sueños. Junto a la primera "persona" que hizo brotar de su ser los únicos sentimientos cálidos que había sentido en toda su vida. Cálidos como las llamas del fuego, pero sin la ira y el destrozar que lo seguía.

Las emociones que sentía hacia su príncipe eran, más bien, las llamas de sol que iluminaban su frío día y su oscura noche, su lluvia tempestuosa y sus bosques sombríos.

"¿Estarás conmigo pronto?." Soltó tan solo un deseo mental en forma de pregunta.

No sabía si enojarse o alegrarse de que su príncipe no estuviese en ese momento, su usual ceño fruncido y sus cansados ojos yacían fijos en las tenebrosas pero tupidas ramas de árbol, contaba una por una como un pasatiempo que lo adormecía lentamente. Observó como pequeños ciervos de tonalidades gris empezaron a caminar frente suyo, los fosforescentes ojos verdes de algunos se volteaban a verlo, pero seguián su camino a la dirección contraria en la que se dirigía él y su lacayo.

Se preguntaba a dónde llegaría hasta que, sin previo aviso, el príncipe aparECIÓ EN FRENTE SUYO (CUAL JUMPSCARE), e hizo al corazón del rey saltarse un latido.

Teorías de Amores Villanos pt.2Where stories live. Discover now