Apolo

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"Era descrito como el dios de las artes, del arco y la flecha, que amenazaba o protegía desde lo alto de los cielos, siendo identificado con la luz de la verdad. (...) dios de la muerte súbita, de las plagas y enfermedades, pero también el dios de la curación y de la protección contra las fuerzas malignas.

Además, era el dios de la belleza, de la perfección, de la armonía, del equilibrio y de la razón."


. . . . .


Otro día sería fácil suponer que su jefe se aturdiría, que aquel pedido sería suficiente razón para que el ominoso ente se incorporara y levantara un grito al cielo, que simplemente le exigiría algo para su terrible carraspera y lo echaría afuera hasta nuevo aviso, pero..

—Apúrate, inútil. —ordenó áspero, aclarándose la garganta al siguiente instante que su subordinado se acercó más a él. Por inercia alejó su cuerpo de este, recibiendo una muy ligera risa de vuelta.

—No muerdo, jefecito. —siguió con la misma tierna voz de antes. Black Hat no pudo evitar gruñir y rodar los ojos, desviando su vista al lado contrario. "¡¿Qué carajos se ha creído este idiota ahora?!". Y cuando iba a seguir, pensando en llamarle la atención por su exceso de confianza, escuchó los sonidos de los guantes contrarios destapar sus tan suaves manos humanas.

Como un rayo, sus instintos de ataque saltaron, alzó sus manos exponiendo todas sus garras y Flug no pudo evitar gritar tras el actuar. Lamentablemente, ya estaba acostumbrándose a tocar el rostro de su jefe sin reproche alguno.

—¡¡AAAAH-AYAYay P-PERDON, S-SOLO LE IBA A TOCAR LA--

Black Hat tan solo entrecerró sus ojos, gruñendo como un lobo para interrumpir su oración. El doctor, ahora gimiendo bajo, se sintió como un pichón diminuto. "¡¡AY DIOSITO, CÁLMATE FLUG, solo es tu jefe enfermo y necesita de ti!!" se dijo mentalmente, cerró los ojos y tragó fuerte.

Alzó una mano para la mesa y empezó a buscar con el tacto de sus dedos un termómetro, abrió los ojos solo un segundo y..

..se sorprendió al ver que las oscuras manos de su jefe ya se habían adelantado, una de sus garras sostuvo el pequeño instrumento y se lo acercó. Los ojos de Flug saltaron abiertos de la sorpresa, el termómetro se encontraba justo al frente de su rostro, pero para nada fue lo que captó su visión.

El jerarca lo miraba como si estuviese apunto de morderlo, su entrecejo fruncido tan suyo como su vestimenta negra lo observaban con una sonrisa, evidenciando solo unos tres colmillos por debajo, no había pisca del rubor anterior y ahora solo se percibía en el ambiente una hermosa risa malévola, tan suya, tan profunda y suave. Luego un susurro sumamente amenazante, que más parecía una incitación a la acción.

Pues yo sí muerdo, Doctor.

Tras captar semejantes palabras Flug sintió una fría corriente erizar su piel, toda la sangre se le fue directo al rostro. Se llevó una mano al pecho y, efectivamente, pudo evidenciar cómo el demonio hacía su corazón bombear a mil por hora. Y para cereza en el pastel, le temblaban sus piernas como si fuese a caer en cualquier momento. No pudo pensar en otra cosa que en lo mucho que deseaba avalanzarse a él, besarlo y darle absolutamente todo su cuerpo para que este hiciera lo que sea con él.

—Esta bien, yo lo hago. — rió el demonio, se llevó el termómetro a la boca y se echó en la cama, cruzando sus brazos como almohada extra por detrás de su cabeza.

Teorías de Amores Villanos pt.2Where stories live. Discover now