Parte VI: EL PLAN DE LYANNA - CAPÍTULO 32

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CAPÍTULO 32

En el silencio sepulcral que siguió después del relato de Dana de su conversación con Lorcaster, todas las miradas se volvieron hacia Lug, sentado con la mirada perdida en la punta de la mesa del gran comedor de la residencia de Baikal. Lug no hizo ningún comentario.

—Lug... —comenzó Augusto—. Con todo respeto... Recortar el poder y la memoria de Lyanna... volverla una niña indefensa... no creo que... —balbuceó temeroso. Como estaban planteadas las cosas, no parecía haber otra solución posible, pero perder a su esposa para siempre le resultaba insoportable. Clarisa le apoyó una mano reconfortante en el hombro, de la que él se deshizo con brusquedad.

—Tranquilo, Gus —levantó una mano Lug para apaciguar su angustia—. Lorcaster quiere hacernos ver a Lyanna como una fuerza anormal, destructiva e inhumana, pero ella representa al ser humano completo y libre. Ni todas las amenazas de todos los arcontes del universo me convencerán de esclavizarla en la ignorancia y el miedo que sufren los seres humanos supuestamente normales.

—Gracias —suspiró Augusto, aliviado.

—Pero si en su libertad, Lyanna elige destruir el mundo... —protestó Morgana—. ¿Debemos dejar que lo haga?

—Lyanna tiene un plan, y no es exactamente destruir el mundo —reveló Liam.

—¿Qué plan? —inquirió Dana, haciéndose escuchar por encima del murmullo general que provocó la intervención de Liam.

Liam se volvió hacia Lug, como pidiendo permiso para hablar.

—Adelante, Liam. Explícales lo que descubriste —lo autorizó Lug.

Liam explicó las pistas que Lyanna había dejado para conducirlos sin remedio a la situación actual, forzando a Lug a lidiar con Lorcaster.

—Entonces, ¿Cuál es exactamente el plan de Lyanna? Es decir, aparte de confrontar a Lug con Lorcaster —preguntó Juliana.

—No lo sabemos exactamente —dijo Liam—, pero Merianis piensa que su idea era que Lug tratara con Lorcaster en el nivel no-físico. Eso explica por qué nos hizo usar el Tiamerin sobre él y así dejarlo en este estado de muerto vivo.

—¿Muerto vivo? ¿De qué está hablando, Lug? —cuestionó Dana, preocupada.

Lug le lanzó una mirada de reproche a Liam.

—¿Lug? —insistió Dana.

—Por favor, Dana. Hablaremos de este asunto después —se excusó Lug.

—No, hablaremos ahora mismo —lo cortó Dana, entre furiosa y dolida de que su esposo no le hubiera hablado de su situación.

—Dana, por favor... —le rogó Lug.

—Hubo un tiempo en que los dos éramos un equipo, en que nos confiábamos todo —comenzó Dana con la voz quebrada—. Veo que ya no es así.

—Lo siento —dijo Lug sin atreverse a mirarla a los ojos.

Dana se levantó de su silla y salió del comedor intempestivamente, tratando de reprimir las lágrimas.

—Mierda —murmuró Liam para sí—. Yo y mi bocota.

—Hablaré con ella —se ofreció Merianis—, pero tarde o temprano tendréis que tratar este tema en persona con ella, Lug —advirtió.

—Gracias, Merianis —asintió Lug.

Nora siguió con la mirada a Merianis en su suave vuelo hasta que salió de comedor y luego volvió una mirada dura hacia Lug:

—¡No puedo creer esto! ¿Qué crees que estás haciendo? —le gritó al Señor de la Luz—. Después de tantos años de estar juntos, ¿no te das cuenta de que eres tú el que debe correr tras ella a darle las explicaciones que requiera y a rogar de rodillas su perdón?

—¿Piensas que es fácil para mí quedarme aquí de brazos cruzados mientras Merianis trata de calmarla en mi lugar? —dijo Lug.

—Creo que es fácil dejar que otros hagan tu trabajo por ti —le replicó Nora con desdén.

—Te respeto, Nora, y sé que tu intención es ayudar, pero no permitiré que me hables así —le respondió él.

—Si no nos das una razón para este comportamiento tan insensible de tu parte, no es solo Nora la que va a gritarte —intervino Juliana.

Lug resopló con frustración:

—No puedo explicarle las cosas ahora.

—¿Por qué no? —exigió Juliana una respuesta.

—Porque ella es la única que puede solucionar mi estado y va a querer hacerlo. No puedo permitir eso, no hasta que termine con este asunto de Lorcaster. Y lo que tengo que hacer ahora... bueno, es mejor que ella no esté aquí para escucharlo o hará lo que sea para impedirlo.

—¿Tan peligroso es? —quiso saber Juliana.

—Lo más peligroso que haya hecho nunca —confesó Lug, tragando saliva.

LORCASTER - Libro VII de la SAGA DE LUGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora