❝ capítulo V ❞

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0.5:

『 ☆ 』

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『 ☆ 』

El aroma a café que venía desde abajo la despertó. Se sentó en la cama levemente aturdida por el sol que golpeó sus ojos desde la ventana que había dejado sin cerrar por la cortina. ¿Era idiota o qué? Claramente el rayo del sol le caería por completo en el rostro al llegar el amanecer, se maldijo por lo bajo.

—Debería de haber corrido la cortina antes de dormir, mis ojos duelen— susurró refregando sus párpados.

Su camisón de seda celeste se desplazo por sus muslos hasta ver sus tobillos, algunos de sus cabellos escapaban de las trenzas que usaba para dormir y su rostro denotaba el terrible cansancio que tenía en su cuerpo. Se estiró tronando todo sus huesos y tomó la bata roja que su madre le había regalado años atrás, aún le quedaba.

—El tiempo es oro...— se dió fuerza para caminar y abrir la puerta de su habitación, estaba descalza ante la flojera que llevaba e incluso no se dió cuenta hasta estar en la cocina.

—Oh, buenos días, cariño— Faith la saludó viéndola pasar, una sonrisa se apoderó de sus labios. —¿Cómo has dormido?

—Sí no fuera por un loco que grito en la noche, habría sido el mejor sueño que he tenido en semanas— ella replicó.

—Eso es bueno, querida.

—¿Acaso soñaste con Arno?— esa voz la reconoció, se quedó estática por unos segundos hasta que decidió darse la vuelta. Veronique, Caroline y Zoélia estaban en la mesa comiendo tostadas mientras bebían un exquisito café. Su cabeza no procesaba la información del momento, ¿por qué estaban en la casa? ¿Que día era?.

—Dejenla, está tratando de recordar que debía de hacer hoy—Zoélia se burló.

—¿Le tomará mucho tiempo?— Caroline preguntó partiendo a la mitad la tostada para llevar una parte a su boca.

—Con aquel cerebrito plantado en los hombres, ya se debió de olvidar.

Las burlas hicieron que Elizabeth entrecerrara sus ojos, la última vez que había visto a Arno era hacia unas ¿Dos? ¿Tres semanas?, ¿Cuando fue la última vez que había visto a Arno? Un momento ¿Por qué estaba pensando en Arno? ¡No, eso no era lo importante ahora! Sea lo que sea tenía que ver con café.

—Café, café— susurró viendo hacia sus compañeras.

—Ya casi— Veronique la observó.

—Vamos Lizzy, utilise ce cerveau¹— Caroline le dió ánimos, Faith soltó una risa que rápidamente ahogó.

Assassin's Creed: revolución Where stories live. Discover now