❝ capítulo XIX ❞

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『  🌼  』

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『  🌼  』

Los días pasaban tan rápido como él jodido año. Habían pasado tres días y desde que había llegado la primavera, el clima había cambiado tanto como los animos de las personas de Francia. Dependiendo el día los saqueos eran intensos o casi no había ni uno, las personas gritaban y degollaban personas o simplemente no lo hacían. De algo se estaba seguro, en todo momento salía un  problema nuevo.

Un golpe en la mesa de la biblioteca de la hermandad fue suficiente como para aterrar a Elizabeth y sus dos compañeras, quienes miraron a Veronique con una expresión de sorpresa y termor. ¿Ahora que le pasaba? Generalmente solía ser insoportable pero, se estaba pasando.

—¿Estás bien?— Zoélia comentó.

—No— arrojó el libro lejos. —Al final, ambos mueren.

—Veronique, estás leyendo Romeo y Julieta— Caroline la observó con preocupa.

—Es una tragedia, de William Shakespeare— Elizabeth levanto sus cejas. —¿Qué creías que podría pasar?

—Ay, cállense— las señaló y camino hacia otro lado de la habitación. Lo gracioso de todo esto, era que la rubia ya había leído esa tragedia más de ocho veces y en todas, se quejaba.

Las tres chicas soltaron una risa mientras veían entrar a Demetri junto a Philip, para cuando Veronique los vio, todo sus ojos. Según tenían entendido, el hombre de cabellos oscuros y ojos marrones había estado detrás de la mujer rubia por un tiempo, intentando cortejarla. Pero Veronique no era justamente fácil.

—Hermosas damas— Philip hizo una reverencia y miró a Elizabeth quien levantó sus cejas. —Damita.

—Me siento muy ofendida— lo señaló, haciéndolo reír.

—¿Ya se han enterado? El concejo encontró a la persona que trabaja para esa tal Marie.

—¿De qué estás hablando, Demetri?— Zoélia se acomodó en la silla para verlo.

—Eso escuché por parte de Maese Quemar— movió su mano con cuidado, viéndola. Elizabeth los observó y se levantó rápidamente dejando el libro en la mesa.

—¿Cómo?— apoyó sus manos en la mesa, parecía extrañada ante aquello. —¿Por qué no me han dicho nada?

—Oí que decidieron darle la misión a Arno, luego de que dijeras que te había salvado.

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