❝ Capítulo XIII ❞

119 14 47
                                    

0.13:

París, Francia

اوووه! هذه الصورة لا تتبع إرشادات المحتوى الخاصة بنا. لمتابعة النشر، يرجى إزالتها أو تحميل صورة أخرى.

París, Francia.
Sainte Chapelle, 19.26 AM.

Junto a Elise, habían llegado al punto en dónde el boticario le había dicho a Arno con aquella nota, no había nada. Incluso cuando miraron a su alrededor, no encontraron nada más que oscuridad. Ya se estaba haciendo de noche y la poca luz junto a las pocas personas dando vueltas por la zona, daban un aura horrible al lugar.

—Es encantador, ¿qué esperas encontrar aquí?

—Es el lugar en dónde el boticario dijo que entrego el veneno. Espero poder encontrar un rastro y seguirlo.

—¿Encontrar un rastro? ¿Acaso eres un sabueso?— ella se burló, la sonrisa en el rostro de Arno fue evidente.

—Si, algo parecido.

Elise levantó sus manos y lo dejo trabajar. Utilizando su vista de águila, sus ojos se agudizaron y mostraron diferente colores de auras a su alrededor. Este sexto sentido era increíble e indispensable para un asesino, se trataba de diferenciar grados en las personas que solo el podía ver. Generalmente se podían diferenciar con líneas rojas, verdes o incluso blancas. Era algo muy difícil de explicar a aquellos que no tenían cierta habilidad oculta, cómo templarios. Una cosa que el propio Arno había intensificado con este talento, era su audición.

Aparentemente, había llegado a un nivel de evolución en dónde incluso podía escuchar conversaciones a la lejanía. Simplemente increíble.

Encontró rápidamente un rastro extraño que empezó a seguir, cada vez que descansaba su vista de aquella habilidad, desaparecía. La agudeza en su vista lo ayudo a llegar al punto en dónde terminaba el rastro del veneno, ¿Dónde debía de ir ahora?.

—El rastro acaba aquí.

—¿Estas seguro?— Elise preguntó, viendo el lugar.

—Si, claro— asintió. La pelirroja entonces llevó su mano a su cinturón en busca de su arma, pero Arno la detuvo. —No, espera aquí.

—No seas ridículo, no permitiré que entre ahí tú solo.

—Elise— él se volteó y dió unos pasos hacia ella con cuidado, mirándola fijamente. —Esto debo de hacerlo yo, por favor.

Fu un simple susurro lo que hizo que la pelirroja desviará su mirada, estaba aterrada de que algo le pasará, después de todo hablábamos de Arno. Se sentía insegura de dejarlo solo, pero sabía que es algo que el debía de hacer. Volvió en si cuando sintió una mano en su brazo, un toque suave y cariñoso.

Assassin's Creed: revolución حيث تعيش القصص. اكتشف الآن