Capítulo XXV

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Al ver a Demi en el piso el pánico me inundó, no perdí más tiempo y la tomé entre mis brazos apartando a Matt el cual estorbaba demasiado mirando a la castaña tendida en el piso al igual que todos en el corredor, desde ese momento todo fue como en cámara lenta, todos mirando a Demi ahogando un grito, comencé a correr con ella entre mis manos seguido de Shawn el cual me decía que fuéramos a la enfermería.

Shawn tocó la puerta rápidamente y con rudeza, la enfermera abrió lentamente la puerta pero al ver a mi chica en mis brazos me ordenó que la pusiera en la camilla mientras que ella iba a buscar ciertas cosas. La coloqué delicadamente en la camilla, la enfermera nos obligó a salir ya que el timbre para comenzar la siguiente clase sonó.

—Deben ir a sus clases, ella estará bien —dijo mientras prácticamente nos empujaba hacia la salida.

—Debo quedarme —dije girándome hacia ella.

—Es su novio —mintió Nash.

La enfermera regordeta nos miró a ambos por varios segundos. —Sólo por esta chico —hizo un movimiento de cabeza indicando que podía quedarme.

Después de media hora exactamente la enfermera se había ido a almorzar algo a la cafetería, ya que, Demi iba a estar bien, me ordenó que la esperáramos si es que ella despertaba antes de su llegada, tomé una silla y la coloqué alado de la camilla, me recosté en esta entrelazando mis dedos con los de ella.

Entrecerré los ojos, inundado por un gran alivio, ella está bien, solo fue un susto, pero el terror volvió a mí, ¿si hubiera pasado a peores? Levanté la mirada y me quedé mirando su piel pálida, me incorporé de la silla, llevé mi rostro hacia el suyo, deteniéndome a milímetros de ella, toqué su mejilla suavemente y llevé mis labios hacia los suyos capturándolos por pequeños segundos, me separé de ella sin soltar su mano.

Como si fuera un cuento de hadas ella comenzó a despertarse, abrió sus ojos lentamente observando el lugar los cuales se centraron en mí, su mirada bajó hacia nuestras manos entrelazadas e inmediatamente la solté.

—Despertaste —fue lo que se me ocurrió decir, Demi intentó sentarse pero se dejó caer llevando su mano a su cabeza. —Estás muy débil —fui hacia los cajones sacando una caja de jugo de naranja. —Ten —se lo extendí y ella lo tomó. —Bébelo, la enfermera lo ha dejado para ti —la tomé de la espalda ayudándola a incorporase, abrió el jugo y comenzó a beberlo.

— ¿Qué haces aquí? —preguntó sorprendiéndome.

Rasqué mi nuca. —Yo, este, uh, te desmayaste, y Shawn y yo te cargué hacia aquí, me preocupe por ti, pero ahora que estas despierta, debo, supongo que debo irme —señalé la puerta mientras que caminaba hacia ella.

—No me dejes —me detuve en seco. —Por favor —sin que dijera más fui hacia ella subiéndome a la camilla y envolví mis brazos en ella, recargó su cabeza en mi hombro. —Lo siento.

—No, yo lo siento.

—He sido muy mala contigo y…

—Dejemos eso en el olvido, ¿está bien?

Ella asintió. —Esa idea me agrada.

La puerta se abrió lentamente dejando al visto a la enfermera regordeta, sonrió con ternura y caminó hacia nosotros tomando la caja de cartón de jugo que tenía Demi tirándola a un cesto de basura.

—Que suerte tienes —comentó. —Al tener un novio así, cuantas quisieran tener uno como él —me señaló y Demi me miró confundida, sonreí nerviosamente.

—Bien, debemos hablar acerca de tu alimentación —Demi volvió a palidecer. —No te has estado alimentando bien y has estado muy estresada estos días lo que causó tu desmayo, ¿Has perdido el apetito, no tienes tiempo de comer, no quieres comer, algún problema familiar, personal?

La mano de Demi fue hacia la mía apretándola con fuerza. —Está todo bien —mintió, la enfermera la miró enarcando una ceja. —Sólo ha sido una semana muy difícil, no como a las horas adecuadas por tantos proyectos que debo entregar.

—Joven —la enfermera me miró. —Cuida a tu novia, cuida que no vuelva a ocurrir esto.

Asentí incómodamente. —Lo haré.

—Pueden irse —caminó hacia una lacena.

Me bajé de un brinco de la camilla y ayude a Demi a hacerlo, abrí la puerta para que ella saliera antes que yo, la cerré cuidadosamente, comenzamos a caminar sin decir alguna palabra lo cual, ocasionó un silencio incómodo, pegué un brinco al sentir la mano de Demi entrelazando mis dedos, la miré sorprendido y ella miró hacia un lado contrario sonrojándose.

Saqué mi celular de mi bolsillo delantero con la mano que tenía libre y marqué el número de Matt, sonó una vez, dos veces y contestó.

— ¡Cameron! Supongo que decidiste venir a la fiesta.

Miré mi mano entrelazada con la de Demi. —No, de hecho no podré ir.

— ¿Qué? Te dije que irías sí o sí —se quejó.

—Estaré con Demi —dije rápidamente.

—Vaya, ¿tendrán una reconciliación? —por el tono pervertido que utilizó en la última palabra comprendí a que se refería.

— ¡No! Digo sí, pero no de ese modo.

—Fingiré que te creo, debo irme, utilicen protección.

— ¡Ya te he dicho que… —colgó, sentí la mirada de Demi por lo cual volteé a verla e inmediatamente la agachó, entonces recordé algo muy importante, Thiago. —Y, uh, ¿Cómo vas Thiago?

Apartó su mano de golpe. — ¿A qué se debe esa pregunta?

—Son novios —al pronunciar eso se me formó un nudo en la garganta.

Negó. —Nunca lo fuimos, formalmente.

—Oh.

— ¿Y cómo esta Nash?

La miré con confusión. —Bien —no pude controlar los celos y dije: — ¿Cómo está Lizzy?

—Bien supongo —relamió sus labios. — Ser mamá adolescente no es fácil.

Traté de ocultar la sorpresa que me invadió, ella me había estado cortejando teniendo un hijo y quizá un novio, lo cual no estaba nada bien.

—Me imagino.

Silencio.

Otra vez.

—Debo irme a mi casa, mis papás no estarán pero debo estar ahí —dijo murmurando.

—Si quieres puedes venir a la mía, digo, mi mamá está trabajando y mi hermana no está en casa entre semana, así ninguno de los dos, estará solo.

Mordisqueó su labio y asintió —Me parece buena idea.

—Genial —sonreí abiertamente inundado de nervios. — Mi camioneta está en el estacionamiento —rasqué mi nuca, ella asintió.

—Ya se cual es —se sonrojó completamente y comenzó a juguetear con su cabello.

—Si quieres puedo llamar a Nash y Rachel para que vayan, ya sabes, pasar tiempo los cuatro, como antes.

Negó tímidamente. —Mejor otro día —asentí. —Quiero, quiero que, estar solo contigo.

Y mi corazón comenzó a latir con locura.

Primera Fase |Cameron Dallas|Where stories live. Discover now