5. Mark

15.1K 1.8K 3.7K
                                    



Me mantuve dibujando un fiero retrato en la página libre de un libro añejo. No era un gran dibujante, padre si lo era. Él me había enseñado algunas cosas, por ejemplo como lograr las sombras en las facciones y darle intensidad a un par de ojos.

Hacía demasiado tiempo no me sentaba a dibujar, más de cincuenta décadas quizás. Pero hoy, con el rostro claro de mi hermana en mi mente, necesitaba retratarla. La puerta que se arrastró por el suelo fue lo que me hizo deslizar el lápiz y arruinar mi dibujo.

Joder, todavía que la nariz me había quedado chueca ahora la boca de mi hermana también parecía una mala praxis.

-Doyoung no deja de decir que degollará a tu hermana en cuanto la encuentre.

Sonreí por lo bajo, escuchando los tacones de Irene resonar por las huecas madera de la habitación. Era una posada vieja en la que nos encontrábamos, las paredes aunque gruesas estaban decoradas con un horroroso tapiz floreado y las camas, aunque grandes, me recordaban a la época victoriana.

-Me sorprende que no pienses lo mismo- murmuré limpiando el dorso de mi mano machado con tinta.

La observé por sobre mi hombro para constatar que su mirada iba desde mí hacia el chico dormido en la cama. Y suspiré. No se me ocurría algo más que hacer con él, le traje como pude, arrastrándome sin fuerza, con Irene detrás de mí ayudando a Doyoung a caminar.

Al sujeto le faltaba un ojo ahora y tenía el humor de un león hambriento.

-Bueno, ciertamente entiendo su enojo- Irene se cruzó de brazos, sus uñas largas y de tono rojizo quebradas por sacarse las estillas de su pecho-. También entiendo que pudiste haberla destrozado y no lo hiciste.

El lápiz se rompió entre mis dedos.

-No, no lo hice.

Irene chasqueó su afilada lengua apoyando las manos en el respaldo de mi silla, pude sentir el sonidito de asco que hizo al mirar mi dibujo, quise decirle que mi hermana se veía como cuasimodo por su abrupta interrupción y no por mis dotes como artista.

-Está bien... tuve muchas hermanas al estar viva, no de sangre pero si las consideraba familia. Ellas eran más pequeñas que yo, así que las protegí de todo lo que podía... Incluso las dejaría hacerme daño si con eso salvaba sus vidas.

Arrugué el papel con el perfilado rostro de Helena, no podía seguir mirándolo. Hacía mucho tiempo que no sobrellevaba mis sentimientos, yo era terco ante ellos y por eso me costaba no ser un maldito impulsivo.

Y ahora, Irene estaba aquí contándome algo de su pasado cuando ella nunca lo había hecho antes, por lo menos no conmigo. Pero no contesté porque yo no me veía reflejado en sus palabras, después de todo ya había matado a mi hermana una vez, la diferencia estaba en que este día mi mente viajó al pasado y recordó lo mucho que la había lastimado.

No quería volver a hacerle daño, no quería estar más dañado.

-Debo volver con Doyoung- caminó hacia la puerta y la miré sonreírme sin gracia-, el idiota sigue intentando pegarse el ojo destrozado, ni siquiera sé para qué lo recogió del suelo... Como sea, ¿Puedes hacerte cargo de él?

Su vista se dirigió al chico dormido sobre mi cama y asentí, entonces ella nos dejó solos.

La silla crujió al levantarme, él era el único de nosotros que no estaba lastimado pero si notoriamente cansado, sus dedos se encontraban desechos por las quemaduras y sus parpados ennegrecidos por la magia.

Se removió despacio arrugando la frente y aferrándose a mi brazo. Sentado a su lado, con las vendas cubriéndome el pecho, me estiré para apagar una de las dos lámparas a los lados de la cama.

Caelum ~ {Nomin/Markhyuck}Where stories live. Discover now