8. DongHyuck

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Yo era del tipo de persona que prefería guardarse las cosas. Decir un sentimiento o confesar una verdad, me daba tanto o más miedo que la muerte. Ahora que realmente había dejado de respirar como un ser vivo, tenía miedo de que también fuese hora de empezar a contar verdades.

Cuando era pequeño, la abuela me dejaba regar las plantas, aunque mis piernas eran demasiado cortas como para alcanzar las macetas altas. A diferencia de como soy ahora, en el pasado, era un niño tranquilo y callado. Como mis ojos seguían funcionando, prefería pasar el día sentado en ese pequeño banquillo entre los rosedales del campo, leyendo un libro de cuentos o pintando fuera de los márgenes. El día en que dejé de ver, cambié los cuentos por historias que mi abuela se inventaba. Pero en estos momentos, estoy sospechando que no eran fabulas ni cuentos inventados.

"... Monstruos enormes, con garras filosas y ojos dorados, músculos cubiertos de grueso pelo largo, dientes parecidos a dagas que asustaban hasta al más valiente de los hombres..."

Definitivamente hablaba de lobos. Pero quizás nunca se había topado con uno, cuando pensaba en hombres lobos, solo me venía a la mente Jaemin, con su voz gruesa la cual se doblaba de tal forma que era adorable y su cuerpo blando que siempre estaba pegado al mío, en los días en que casi fuimos como mejores amigos.

-Toma mi mano, hay algunos escalones hacia abajo- Hyuna iba adelante, su perfume olía a frutos exóticos, tal vez una fruta de italiana que no conocería en mi vida... O en mi "no" vida.

Dijo que tenía una sorpresa para mí, por ello iba un tanto asustado. Una vez, Irene dijo que ella era un corderito al lado de Hyuna, e Irene pareció sincera al decirlo, debe de ser porque mientras Irene muestra su lado malvado casi todo el tiempo -Bueno, todo el tiempo-, Hyuna lo esconde con facilidad.

-Es porque nací como una esclava, cuidado que el escalón está algo roto.

Ella... me leyó la mente...

-No te leí la mente, pero tuve esta conversación con cada persona que he conocido y he conocido a cientos de personas. Voy a encender la luz, Doyoung dijo que podías ver las sombras bastante bien.

Asentí despacio, esperando que me haya estado mirando. Sabía que era el sótano donde nos dirigíamos, aunque nunca había bajado allí desde el poco tiempo en que vivía en esa casa. Doyoung dijo que guardarían los ataúdes aquí, así que el que Hyuna me trajese a este lugar, sinceramente, no me daba buena espina.

-Sunmi vendrá en la tarde, le pedí que trajese consigo algunos de sus libros de entrenamiento, así ambos pueden trabajar aquí abajo...- me ericé al sentir su mano tocar la mía, era sorprendente la suavidad que tenía, piel tersa y anillos tan fríos como ella. Guió mis dedos hacia lo que parecía ser unas cuantas estanterías, toqué el lomo de los libros viejos y gruesos-. Están escritos en Braille, al parecer no eres el primer nigromante ciego, estuve averiguando sobre eso, descubrí que los brujos se quitaban los ojos para conectarse con sus otros sentidos, eran sumamente poderosos de esa manera.

Sonreí intentando darle mi mejor mueca de felicidad, ni siquiera sabía cómo mis dientes lucían, se sentían pequeños, pero tenía un colmillo un tanto astillado, temía que fuesen horribles y nadie me lo dijese. Jaemin dijo una vez que San lobo fue demasiado bueno conmigo... no entendí quién era ese, pero me sentí avergonzado y un tanto aliviado.

Ella se marchó luego de ayudarme a revisar los libros polvorientos. Me senté en el suelo, cerrando los ojos al pasar las yemas de los dedos por los diminutos puntos que me indicaban cada letra.

Sunmi llegó casi al anochecer, o eso imaginé por el pasar del tiempo. Siguió mirando la cura en el cuello de Helena, también observó el rostro de aquel brujo a quien había oído ser llamado XiaoJun. Ella siempre narraba todo lo que hacía cuando estaba a mi alrededor, como si le diese pena que me perdiese de los detalles visuales.

Caelum ~ {Nomin/Markhyuck}Where stories live. Discover now