24: Entre el cielo y el infierno, parte 1

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Canciones
My immortal

El mundo era un lugar retorcido, lleno de cosas siniestras y nefastas, con criaturas tan monstruosas que se engañaban a sí mismas pensando que su bondad podría siempre brillar sobre la oscuridad reinante en sus corazones.

La vida era un tortuoso juego de estrategia, donde solo aquel que no temiese ensuciarse las manos podría ganar... Y eso no iba a cambiar, por nada y para nadie.

Incluso no podía ser modificada por un monstruo mitad vampiro, mitad lobo, con aproximadamente medio siglo de existencia y una incontrolable sed de sangre, al cual la vida le había devuelto algo importante para arrebatárselo de la peor forma posible.

Así es, Nakamoto Yuta no mentía cuando entró furioso en su morada, reduciendo una de sus estatuas a trozos grandes de piedra. Él vociferó un grito ronco y gutural que las mujeres en la casa lograron escuchar.

Selene, acostumbrada al alboroto, mandó callar a las jóvenes muchachas y se encaminó con calma hacia el salón principal, donde su furioso amo estaba dando vueltas de aquí para allá.

Apenas descendió el último escalón cuando los ojos tornasolados del hombre se posaron iracundos en ella. Él, sin detenerse, exclamó:

-¡Quiero que los encuentres! ¡Busca a los malditos perros cobardes y llévame hasta ellos!

-Señor-

Selene se acercó. Yuta Gruñó.

-¡Les destrozaré, haré que sus cabezas queden aplastadas contra el suelo y les arrancaré la lengua con mis propios dedos!

Selene palideció. Ella no entendía lo que estaba aconteciendo, claro que quería ayudar y servir a su amo. Era para lo que vivía. Si él le exigía cualquier cosa a su alcance, Selene no duraría en obedecer. Incluso si eso significaba ponerse al filo de la muerte a sí misma.

Pero para suerte de la experimentada bruja, la puerta volvió a abrirse. El olor a sangre fue aspirado por la mujer. Lo primero que observó, y lo que le hizo jadear, fue al hermano de su amo entrar despacio, dejando la puerta abierta y nunca levantando la mirada del suelo.

-¡Por fin llegan!- Yuta expresó, mirando a su hermano con ira contenida- Puedo encontrarlos, lo haré con facilidad, solo-

-Cierra la boca- Taeyong dijo, sin emoción aparente.

Selene sintió su propio corazón sacudirse en horror. El temor, enfado y tristeza contenida en esas simples palabras le provocaron una sensación horrorosa de pavor.

Entonces, Jeno apareció. La camisa remangada, la sangre seca en sus manos, los mechones negros caídos en su frente y la nada misma expresada en su rostro, fue la peor impresión entre los tres hombres que ahora discutían casi en murmullos siniestros dentro de la casa.

-No tenemos demasiado tiempo, los lobos no nos quieren tender una trampa- expresó Yuta-. Ellos acaban de obtener lo que desean, ahora es solo cuestión de que decidan cuándo y cómo lo llevarán a cabo.

Jeno, sentado en el sofá polvoriento, apretó los puños.

No lo tienen todo. Pensó.

Taeyong fue quien hizo esas palabras realidad.

-Jaemin es un chico astuto, él sabrá jugar bien sus cartas, y en cuanto los estúpidos felpudos se den cuenta de que no hay latidos en su vientre, esperarán obtener cualquier información del paradero de los monstruitos antes de tocarle un pelo.

Yuta apretó los colmillos. Sin embargo, no objetó nada en contra del planteo de su hermano, no serviría de nada poner en una mayor tensión a Jeno, por lo cual Yuta guardó sus pensamientos para sí mismo.

Caelum ~ {Nomin/Markhyuck}Where stories live. Discover now