Caelum ~ {Nomin/Markhyuck}

13. Jaemin

Canción: Goodbye my love - Ailee (Markhyuck)

Alguna vez imaginé que en alguna realidad alterna yo no era lo que soy. Imaginé --y soñé-- que era un humano viviendo una vida simple y monótona, preocupado por qué haría al cumplir la mayoría de edad, o con quien tendría mi primer beso. Alguna vez deseé que las cosas fuesen tan simples para mí como lo son para los humanos comunes y corrientes.

Me gustaba observarles. Me levantaba temprano en la mañana para ir a clases junto a Yukhei y me escapaba antes de que el timbre del receso sonase, así podía recorrer las calles cercanas de la ciudad. Recuerdo sentarme, con no más de 10 o 11 años, en la banca de un parque y poner toda mi atención en las personas que paseaban o se quedaban allí a conversar sobre una vida pacífica y mundana.

Les envidiaba. Les sigo envidiando.

Y es que mis instintos, memorias y todo aquello que creí ser, seguía arraigándose al lugar en donde crecí, a lo que me dijeron y a lo que me enseñaron como "correcto". Por Dios, John estaría avergonzado de mí al verme en este patético estado. Pero no podía detenerme.

Su aroma estaba en cada gramo de mi piel, solo me bastaba rozar la nariz en las prendas que me rodeaban para saber que los recuerdos eran reales. Y me sonrojé... ¡Oh por San Lobo!

No entendía porqué recién ahora tenía consciencia y control sobre mí mismo. Pero anoche... anoche yo fui un desastre.

Miré hacia abajo, aliviado de no encontrarme completamente desnudo en la vieja cama donde, al parecer, había dormido. ¡Y él vio mi pequeña panza! Toqué el lugar donde algo crecía a ritmo lento y palidecí... Debo haberle resultado horripilante.

No conocía la ropa que me rodeaba el cuerpo, eran dos camisetas y un saco de lana cubriéndome el torso. Cuando gateé sobre la cama hasta el suelo, no pude sostenerme, mis piernas se aflojaron y caí igual a una gelatina derretida. Pude oírlo luego de unos minutos, el sonido lejano de la naturaleza. Asustado, tembloroso, medio mareado, me apoyé en la puerta y la empujé hasta abrirla, entonces recorrí ese corredor grisáceo que se encontraba decorado con pequeñas manchas de humedad.

Los sonidos se hicieron más cercanos, no el del bosque despertando junto a mí, sino el de cazuelas y personas hablando en voz baja.

Me asomé desde el final del pasillo y descubrí el cuerpo delgado de Taeyong hyung fritando algo sobre un chamuscado sartén. ¿Desde cuándo estaban aquí...?

-Jaemin...

La voz ronca me provocó pequeños espasmos que estremecieron mi piel y me hicieron palidecer. Estreché los ojos hasta divisar, en una de las sillas frente a la mesa, a Yukhei, quien devoraba panqueques algo chamuscados. Su cabello estaba escondido debajo de una gorra de lana negra, tenía ojeras y apestaba a transpiración. El extraño lazo que nos conectaba me dio una pequeña descarga de adrenalina... Y lo supe, él estaba ansioso, casi en pánico.

Pero me dedicó una pequeña sonrisa endeble. Froté mi brazo mientras mantenía las piernas juntas, sintiéndome repentinamente demasiado expuesto ante dos pares de ojos acusadores. Y lo peor sucedió un segundo después, justo cuando un quejido animal escapó de mi garganta sin permiso, y los ojos decaídos de Yukhei abandonaron toda amabilidad. Por fin me escaneó hasta la punta de los pies... Y... Oh Diablos...

¡Como soy tan estúpido!

Gruñó. Yo miré la camisa que me cubría, incluso habían gotas de sangre seca en la tela fina. Él empujó la silla hacia atrás y arrebató el aire de la sala al inhalar.

-Yuk-

-¡Le mataré!

Su aroma se intensificó causando en mí una extraña sensación de pavor. Boqueé por aire, no podía mantenerme en pie sin trastabillar con la vista fija en el suelo y el pensamiento de que me daría la cabeza contra los tablones de madera. Intenté frenarle, pero sus ojos no me miraron ni un segundo al salir por la puerta.