17. Jeno

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Canción: Knees - Bebe Rexha ♥️


Estuve tres días en ninguna parte. Caminé perdido por la ciudad más cercana, obligué a una linda recepcionista para que me dejase usar el teléfono, entonces llamé a casa. Renjun dijo que nuestro teléfono no había sonado en más de diez años, cómicamente eso no era sarcasmo. Me alegré al saber que Hyuna seguía manteniendo eso bajo control. Le dije que regresaría cuando pudiese, me preguntó porqué no ahora, y le contesté que necesitaba encontrar algo importante.

Le mentí.

La realidad fue que no me atrevía a mirarle a los ojos, no todavía. No me imaginaba llegando con él, cumpliendo sus expectativas y fingiendo que un gusano de seda no se estaba comiendo mi alma. No podía sacarme de la cabeza la verdad que ahora parecía llenar cada espacio desolado.

La recepcionista me miró con desconfianza, incluso estando "embrujada". No podía culparla, yo parecía un asesino que había huido de la escena del crimen, con la ropa empapada y apestando a alcohol mezclado con sangre. La misma sangre embarrada en mi ropa que mantenía escondida debajo de la chaqueta de cuero, esa que le robé a mi última víctima.

Le pedí una habitación a la mujer y ella obedeció sin chistar.

Tenía plena consciencia de que no era el único en este lugar, en esta tierra, con una lucha interna. Pero la mía no podía tratarse con terapia o un exorcismo.

Un lado, el mismo que añoraba la vida humana, se corrompía a si mismo por la culpa de la sangre que cada noche drenaba del cuerpo de alguna víctima. El otro lado, del cual me avergonzaba y al que detestaba, estaba deseoso de salir en la noche, buscar un bonito cuello y saciar el rencor que Jaemin había provocado.

Primero me bañé y miré la ropa que había conseguido, se trataba de una simple camiseta blanca la cual estaba completamente arruinada por la sangre salpicada en ella. Lo único bueno era la chaqueta de cuero que podía hacer pasar desapercibida la escena trágica en mi abdomen. Recuerdo la forma en que anudé los borcegos negros y guardé la billetera que una de mis victimas traía consigo.

Entonces salí hacia la calle, siendo admirado por la recepcionista con cierta acusación en sus ojos rasgados. Las manos en los bolsillos, un cigarrillo colgado entre mis delgados labios y el cabello negro que solía peinar completamente desarreglado. Llovería, lo supe en cuanto la luna se escondió y el cielo se esclareció por un segundo antes de teñirse de oscuros tonos grises.

El bar más cercano al hotel estaba ubicado a una cuadra. Las personas movían sus cuerpos con alcohol en sangre y quién sabe cuántas mierdas más. No solía fumar, nunca lo hice en vida, tampoco me atraía en la muerte, pero así como parece tranquilizar a un ansioso pensé que también podría ayudarme. No hizo una mierda mejor.

-Has visto al hombre de allí... Es caliente.

Esa delgada voz llegó a mis oídos desde la izquierda, eran dos jóvenes muchachas que secreteaban al otro lado de la barra, una sonrojada por haber sido descubierta, la otra sonriéndome coqueta.

Si tan solo supieran que puedo escucharlas.

Levanté el trago a modo de saludo antes de echar la cabeza hacia atrás y dejar que el tequila quemase mi garganta por menos de un segundo.

La muchacha más desenvuelta sacudió su cabello hacia atrás jugando conmigo. La otra, quien solo estaba agazapada sobre el banquillo me atrajo más. Tal vez porque los ojos infantiles y decorados con un centenar de pestañas me recordaron a alguien... A ese alguien.

Por ello desistí de convertirla en mi víctima, y también a su amiga.

Me alejé de la barra sabiendo que mis pensamientos cambiarían si permanecía allí, y fue cuando me topé con quien destruyó mi perfecta burbuja de psicopatía.

Caelum ~ {Nomin/Markhyuck}Where stories live. Discover now