Caelum ~ {Nomin/Markhyuck}

22. Jaemin

Tenía miedo. El mundo parecía estar oscuro de repente, era como si la tormenta nos pudiese alcanzar en cualquier momento. Pero él sujetaba mi mano con fuerza. Era fría y pálida, mientras la mía podía enrojecerse por la presión de sus dedos, palpitaba, y estaba cálida. Me sentía aterrado de lo que pudiese suceder a continuación, sin embargo, solo quería seguir sujetando su mano.

¿Estaremos para siempre tomados de las manos?

Estaba aterrado de que nuestros dedos no pudiesen sujetarse por mucho tiempo.

Las ruedas derraparon sobre el asfalto de la carretera. La espesa niebla atacó mi vista, pero a nuestro conductor no pareció impedirle avanzar. La última vez que me fijé en el reloj fue antes de salir de la casa, no debió pasar mucho tiempo, pero parecía una eternidad dentro de este auto.

Me encontraba demasiado asustado para hablar. Mi lengua entumecida no quería moverse, y mis dientes apretados hicieron hormiguear los huesos de la mandíbula. Por un segundo, juro que creí estar a punto de ser atacado por una criatura monstruosa que aparecería por izquierda y derecha. Casi pude imaginar el auto volcándose y ese monstruo separando mi mano de la de Jeno.

Entonces el grito ascendió por mi garganta y me ensordeció los sentidos.

-Huelo tu miedo Jaemin, intenta calmarte- Taeyong me miró por el espejo retrovisor, sus ojos inyectados en sangre no ayudaron a mis nervios.

-Solo le asustarás más, imbécil- Jeno gruñó.

Logré abrir la boca, mis dientes se separaron lo suficiente para que un silbido de aire tocase mi lengua, pero no pude pronunciar ninguna palabra. Y, otra vez, me sentí inútil. El corazón dolió dentro de mi pecho al saber que todo esto era mi culpa, que yo había metido en problemas a todos los que quería. Incluso me costaba pensar en mi familia sin sentir que les había clavado un puñal por la espalda.

Joder. Yo era el jodido problema. Y todos estaban intentando ayudarme... ¿Merecía esa ayuda?

Respiré hondo, tratando de calmar el miedo acechando a mi espalda. Taeyong tenía razón, no sé de qué huíamos, pero todos esos monstruos podían oler el terror a kilómetros de distancia.

-Tienes un plan, ¿Cierto?- Jeno tamborileó el marco de la ventana con los dedos a los que yo no me sujetaba como un ancla. Entonces se rió de la forma más tosca que alguna vez le haya oído reír-. No tenemos tiempo para buscar un maldito lugar seguro. Si tu plan es conducir hasta el maldito mediterráneo te aseguro que-

-¿Crees que mi jodido plan es conducir? Vamos Jeno, tu y yo sabemos a dónde los estoy llevando... Aunque me cueste admitirlo, es el lugar más seguro para Jaemin.

Jeno soltó mi mano para agarrase el cabello con frustración. El grito volvió a subir por mi atascada garganta, mis dedos temblorosos tantearon su ropa y me sujeté a ella en busca de calma.

Odiaba no entender nada de lo que hablaban. Odiaba estar mudo y aparentemente también ser invisible. Pero era todo lo contrario ¿Verdad? Ellos me notaban demasiado, por eso estábamos huyendo a las ocho de la mañana con la niebla rodeándonos y el peligro inminente detrás de nosotros.

-Bien. Entonces, cómo es que lo sabes, me refiero a quien te dijo lo que está sucediendo.

Taeyong carraspeó apretando con ambas manos el volante. Miré al frente, buscando cualquier pista del lugar al que nos dirigíamos a través de la nube vaporosa. Me fue imposible, hasta que Taeyong respondió, y los mecanismos en mi cabeza comenzaron a girar.

-Esa mujer, la que nos recibió la vez pasada, es una bruja. Al parecer mantuvo un ojo místico, o lo que sea sobre Jaemin desde el principio, una orden de mí no tan querido hermano, por supuesto.