37. Tenemos un plan

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Como lo prometí *-*

Como lo prometí *-*

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Alemania, 1973

Quédate a la rubia.

—La única rubia que me gusta eres tú —meneo las cejas de manera insinuante—. Elijo a la morena.

Mi compañero de caza tiene el descaro de hacerse el ofendido cuando ya sabe en que estilo de mundo me muevo.

Cerca de las diez de la noche dos chicas ataviadas en caros vestidos caminan a paso rápido por la calles, pillándose los tacones de vez en cuando entre las piedras del asfalto. ¿A quien se le ocurría ir así por la vida con la cantidad de psicópatas que ha de haber por ahí?

El que llegue primero elige.

De inmediato salte del tejado para salir corriendo a toda velocidad, estaban a unos pocos metros pero si queríamos sorprenderlas había que encontrarlas de frente cuando no lo esperaban. Mal reto, Arion me alcanzó un segundo después y me sobrepasó.

Digamos que no fue muy discreto al tomar a la chica y separarla de forma abrupta de su compañera, solo oí los agudos gritos de ambas y a Arion desaparecer con la chica morena.

Idiota —mascullé y me detuve.

La otra chica me vio y desesperada comenzó a correr hacía mí.

¡Ayuda por favor! Se la ha llevado ¡Era un monstruo! ¡Por favor! —chillaba desesperada en español.

Quise jugar a hacerme el desentendido, pero yo entendía a la perfección aquello que decía y no estaba para jugar, intenté calmarla.

Si, no solo hablo Inglés y Alemán, también Español, Latín, Francés, Italiano y un par más. he tenido muchos años para aprender.

¿Me explicas desde el principio?

Comenzó a relatar los hechos totalmente irrelevantes de la fiesta en la que estaba. Solo presté atención cuando narró el magistral secuestro.

Sus ojos ¡Fue horrible! Solo salió de la nada.

¿Así?

Me ubiqué tras su espalda en un parpadeo, cuando se giró su expresión era pánico puro, gritó con la voz tan aguda que lastimó mis sensibles oídos y para cuando encendí mis ojos ella y estaba tirada en el suelo a causa de un súbito desmayo.

Eso fue cruel e innecesario Arion me observaba alimentarme desde lo alto de una escalera junto a un edificio, su víctima a sus pies.

Me las pagarás Vriklas.

Aprende algo, Fischer. Yo siempre consigo lo que quiero.

La mala costumbre de los malditos Vrykolakas americanos de fingir que viven en la época de las cavernas, con criptas, cuevas y lugares húmedos sin una pizca de estilo o de respeto por la decoración de interiores.

Colder✅ [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora