〖 Vigésima Séptima Alma〗

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『❝Por cada herida que hacen en mi corazón, aparece una en mi alma❞』

El reflejo de su rostro mostraba la felicidad interior que había sido construida con tan solo una acción. Algo que no había resultado en años, que él creía extinto, perdido, había vuelto a la luz, a una luz que nunca tuvo, preso de la dicha que era estar entre sus brazos de esa manera.

El vidrio roto que era su corazón en ese momento cimbraba suntuoso, creyendo que lo que estaba pasando era irreal. Pero no daba crédito a lo que ocurría.

Solamente podía sentir la presión en su cintura, aquellos labios que lo reclamaban con vanagloria y que en ese momento estaban llenándolo de una calidez, impropia de aquella fría mirada y actitud que caracterizaba a Jimin, moverse sobre los suyos con vehemencia.

Sus párpados cayeron sin que él pudiera evitarlo, decidido a disfrutar todo lo que pudiera aquel acto de dudosa procedencia, y sus pequeños puños se aferraron a la camisa del alfa mayor, que ahondó en el beso como si no quisiera separarse.

Poco importó que la falta de aire se hubiese hecho presente, que las personas los estuvieran viendo y que la expresión de YoonA fuese causa de burla y regocijo para el menor, poco importó que ellos no tuvieran una relación cercana de días, meses, o incluso años.

Lo único que importaba era la extraña conexión entre ellos dos, aquella sensación que no despertó en Jimin al besar aquellos exquisitos labios de cereza. Pensó que tendría que apartarse nada más tocarlos, pero la atracción fue inmediata y arrasadora, como si fueran dos imanes, o dos polos opuestos atrayéndose entre sí.

Jungkook no supo de dónde sacó aquella habilidad para besar, considerando que él aún no había tenido, si quiera, un contacto cercano con algún alfa, pero es como si su omega hubiese reaccionado instantáneamente, como si supiera loque debía hacer y cuál era su rol, simulando una reacción natural.

Cuando ambos notaron el extraño y ruidoso silencio, sus deseos concupiscentes desaparecieron al instante, y lo siguiente que hicieron fue abrir los ojos lentamente, casi con miedo de que al abrirlos, la presencia en frente suyo solamente fuera producto de su imaginación.

Jimin se sintió extraño, su corazón estaba latiendo demasiado rápido y no sabía a qué atribuirlo; si era la presencia de Jungkook, del público, o de los padres de los gemelos, no lo teníaclaro.

─Ji-Jimin... ─Dijo Jungkook después de un corto tiempo, observándolo con expresión afligida pero al mismo tiempo, dichosa.

El nombrado no supo qué decir y simplemente guardó silencio, como si todas las palabras se las hubiera tragado Jungkook mediante ese beso, y sólo le atinó a abrazarlo y esconderlo en su pecho.

Una sensación para nada agradable se estacionó en la boca de su estómago, pero no era sobre lo que había ocurrido, sino por una cosa totalmente diferente que estaba dispuesto a averiguar.

Dirigió su mirada al público con dificultad, sin querer apartarla del tierno omega que moría de vergüenza e ilusión frente suyo. Sus ojos estaban llorosos, y por sus mejillas recorrían dos cascadasque eran la prueba de su sensibilidad. Las personas habían quedado sin habla.

Jimin había comenzado a liberar un extraño aroma sin darse cuenta, pero eso los había hecho doblegarse y guardar silencio, e, incluso, los ancianos del concejo, intentaban luchar contra sus instintos para no someterse ante el centinela. Por otro lado, los betas, simplemente estaban confundidos, y YoonA lanzando chispas por los ojos, aún con la mirada en el piso.

─Ahora... si tienen alguna queja, podrían presentarla formalmente al concejo ─Puntualizó,regalando caricias reconfortantes a Jungkook, que senegaba a mirar a los demás─. Yo... no tengo nada más qué decir...

Almas Gemelas¹ JIKOOK [Adap]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora