«Capítulo 6»

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La mano de Seungcheol se cerraba en torno a la de Jeonghan con dulzura.

La van condujo a través de un parque industrial cuyos edificios parecían estar vacíos. La cabeza del castaño aún giraba por la rapidez de su escape y del ataque de la vampira. Todavía no había procesado plenamente el hecho de que el humano y él por fin estaban juntos otra vez, o quizás nunca se habían alejado el uno del otro.

—Yo no creo que se hayan reunido por casualidad —los miró Jihoon, y sus ojos se estrecharon cuando se fijó en Seungcheol. Vestía un pantalón verde oliva y una camisa negra con un montón de bolsillos—. Oye, no me digas que regresaste a ese lugar.

—No regresé a Septendécim —respondió—. Le pedí a Jeonghan que me encontrara aquí, pero si tengo que volver a ese lugar para verlo de nuevo, claro que lo haré.

—Es demasiado peligroso.

—¿Puedes decirme un lugar en el mundo en dónde no estemos en peligro, Jihoon? Sólo he tenido una llamada de peligro en Septendécim de las que he tenido siempre.

Tal vez el pelinegro estaba exagerando un poco, dada la manera en que el señor Yoon y Jisoo lo habían perseguido el año pasado, pero Jeonghan no quería mirarlo mientras su novio estaba defendiendo su decisión de encontrarse con él. Jihoon suspiró y sacudió la cabeza. Estaba mirando al castaño seguidamente, pero de una manera que dejó en claro que no lo culpaba del peligro en el que Seungcheol y él habían estado.

—Me alegra ver que estás bien, Jeonghan. No confiaba en que esas sanguijuelas mantuvieran su palabra del año pasado.

«Esas sanguijuelas son mis padres»

—Lo hicieron. Estoy de vuelta en Septendécim y todos pretendemos que nada ocurrió.

El hijo de la familia Choi ayudó a su novio a seguir.

—Probablemente pensaron que aunque hubieras dicho algo, nadie te creería.

—De cualquier forma, lo que hiciste fue valiente. Digo, entregarte para salvarnos del fuego —continuó Jihoon—. Creo que eso nos salvó a todos.

—Sí, Jeonghan, fue un gesto bonito de tu parte —Hansol añadió y palmoteó los hombros del mencionado antes de darle un apretón de manos—. En serio que tienes agallas.

—Era lo que tenía que hacer.

Y dicho aquello, todos los miembros que estaban dentro de la van echaron reír, logrando que la tensión se aliviara.

El vehículo que conducía la líder de Adamās los llevó hasta llegar a uno de los edificios abandonados de atrás. La mujer chasqueó los botones e hizo luces con la furgoneta. Luego, una puerta de metal comenzó a abrirse revelando un camino inclinado hacia abajo. Condujo en un garaje subterráneo del estacionamiento que se veía casi como cualquier otro, excepto que era iluminado por faroles colgados en las paredes de concreto. Cuando la señora Choi giró alrededor en una esquina, Jeonghan pudo ver que algunas particiones habían sido instaladas para mantener los cuartos fuera de aquel espacio húmedo en donde se encontraban.

—¿Esta es la sede de Adamās?

Todo el mundo rió y su novio apretó su mano, tranquilizándolo para que no creyese que la risa significaba una burla.

—No tenemos una sede. Vamos a donde necesitemos ir y encontramos sitios donde hay problemas, pero esto es seguro. Estamos seguros aquí —contestó Soonyoung al tiempo que bajaba del vehículo.

«¿Seungcheol ha crecido en lugares tan miserables como este?»

Crescent Moon ➳ SeventeenWhere stories live. Discover now