«Capítulo 20»

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Jisoo se levantó del sofá de un tirón, jalando al otro del antebrazo.

—¡Jeonghan, corre!

El mencionado lo siguió tropezándose, pero se volvió para ver la alarmante transformación. La escarcha y el hielo habían dejado el aula completamente blanca y hacía más frío que en ningún lugar donde hubieran estado jamás, incluso en la noche del Baile.

Estaban resbalando en el hielo, al punto de caerse con cada paso que daban. El vampiro se dio fuertemente de bruces contra una pared, manchándola con la sangre que le había dejado la mordida del castaño. Hizo una mueca de dolor, pero había que seguir. A cada segundo, aquello se volvía más extraño y peligroso.

Llegaron a la puerta e intentaron abrirla, pero no se podía. La cerradura estaba congelada y se había trabado. Ambos tiraron con fuerza y embistieron la puerta con los hombros. La madera crujió y, juntos, le dieron patadas hasta que comenzó a ceder. Se les clavaron numerosas astillas en las piernas y manos mientras destrozaban la puerta. El aula se enfriaba cada vez más. A su alrededor se formaban cristales de hielo, espesando el aire tanto que costaba respirar.

Jeonghan seguía notando aquella ira honda e implacable, arremolinándose a su entorno tan real como el frío.

Por fin, se reventó la puerta.

—¡Alguien que busque a la señora Ha! —gritó Jisoo al pasillo mientras regresaba para sacar al castaño—. ¡Que alguien nos ayude!

El chico sacó un pie del aula y se quedó congelado. Literalmente, el pie se le había congelado, quedándosele pegado al suelo. Yoon tiraba para despegarlo, pero, mientras más lo hacía, la capa de hielo se volvía más gruesa, cubriéndole el zapato. Se agachó, intentando despegarse, pero, de pronto, le costaba incluso moverse.

—¡Que alguien nos ayude! —gritó el de cabellos lilas. Estaba tirando del brazo de su compañero con tanta fuerza que el hombro a este le dolía, pero no se movía ni un ápice. Ni siquiera oscilaba hacia atrás cuando tiraban de élZ Estaba completamente paralizado, completamente atrapado. Por dentro, tenía la sensación de estar gritando, pero no podía emitir ni un solo sonido.

Dentro del aula de Tecnología Moderna, las leyes de la gravedad habían dejado de aplicarse. Los cabellos color marrón del chico flotaban como si estuvieran bajo el agua, y todos los libros y pupitres se estaban desplazando lentamente como si los arrastraran corrientes invisibles. Todo tenía la misma brillante tonalidad verde mar. Se reconocía que hacía frío, pero él mismo estaba tan frío como el aula. Los gritos de Jisoo parecían venir de muy lejos.

Los relucientes copos de nieve que llenaban el aula se combinaron tomando forma. Para la sorpresa de Jeonghan, reconoció el rostro de la chica que se había aparecido en su habitación. En vez de ser una persona de carne y hueso, solo era una imagen hecha de nieve.

«Tienes que quedarte»

Era su propia voz, dentro de su cabeza, diciendo palabras que no eran suyas. Aquello era lo que debías de sentir cuando te volvías loco, pero él sabía que no estaba hablando solo. Era ella, la fantasma, hablando a través de su propio subconsciente.

«Corres peligro»

«¡Sí, contigo! —al menos, el castaño podía seguir pensando—. ¡Déjame ir!»

Aquellos sobrenaturales ojos verde mar se agrandaron.

«Pronto morirás congelado, y esta es la única forma de salvarte»

Iban a matarlo para salvarlo. Jeonghan no podía pactar con ellos ni podía hacer que entraran en razón. Estaba atrapado allí, con la fantasma en su cabeza.

Crescent Moon ➳ SeventeenWhere stories live. Discover now