«Capítulo 15»

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De regreso a la plaza, Seungcheol no pudo dejar de sentirse preocupado.

—¿En serio te encuentras bien?

—Estoy bien, de veras —en su interior estaba deshecho y confundido, pero no quería admitirlo ni ante el mayor ni ante sí mismo.

Ya se habían calmado. Luego de todo lo que ocurrió, habían observado las estrellas y después conversaron, pero ya nada había sido igual que antes. Las únicas palabras que oía el castaño eran las de su novio resonándole en la memoria:

«Jamás seré un vampiro»

Ya se lo había dicho antes, y le había creído, pero esta vez comprendió el verdadero significado de aquellas palabras. Sucediera lo que sucediese, por mucho que se quisieran, siempre habría una barrera entre ellos. Jeonghan no había soportado su separación de aquel año porque creía que no sería permanente. ¿Y cómo iba a serlo, si se querían tanto? Pero entonces, se descubrió preguntándose si aquello era todo lo que podrían tener. Encuentros furtivos, cartas entregadas a escondidas y unos cuantos momentos robados de pasión entre incontables semanas de soledad.

Algún día, el miembro de Adamās envejecería, incluso moriría, y dejaría al hijo de vampiros en el mundo, eternamente solo.

El pelinegro paró delante del cine justo cuando la gente estaba empezando a salir. Entre las parejas mayores y unos cuantos adolescentes que se estaban riendo, una figura destacaba del resto: Jisoo, sereno y reservado.

—Debería irme ya... —el menor observó a su pareja—. ¿Cuándo y dónde nos veremos la próxima vez?

—En Enero, creo. Hay una aldea cerca de aquí, se llama Hahoe. Charity va mucho allí o al menos, eso es lo que dicen nuestros informadores. Supongo que es donde él estaría dispuesto a llevarte.

—Lo hará, seguro. ¿El segundo Sábado de Enero? ¿A las ocho de la noche? —el otro asintió—. ¿En dónde exactamente?

—En el centro de la aldea. Créeme, es una colonia pequeña. Es imposible que no nos veamos —le puso una mano en la mejilla para acariciarlo con dulzura—. Te adoro...

El menor asintió, demasiado compungido para hablar. Entonces, Seungcheol lo atrajo hacia sí y besó la frente ajena.

—Eh, nada de llantos.

—No voy a llorar —inspiró su olor. Ojalá pudiera tenerlo consigo todo el tiempo, a todas horas así de cerca—. El día de Navidad por la mañana, estés donde estés, piensa en mí. Yo estaré pensando en ti —dicho aquello, se besaron tiernamente antes de que el castaño abriera a regañadientes la puerta de la camioneta y se bajara.

De camino a casa, los alumnos de Septendécim no se dijeron nada hasta que casi hubieron llegado al Internado. No fue un silencio incómodo, exactamente. Jeonghan estaba absorto en sus pensamientos y notaba que el otro también lo estaba.

—¿Has sacado mucha información? De las notas de Seungcheol, quiero decir.

—Ni de lejos la suficiente, pero sé que Charity está volviendo a visitar las poblaciones de esta zona. Lo hace a veces, pero eso nunca la alegra. Es como si odiara esos sitios por haber cambiado mientras ella sigue igual.

—Entonces puedes encontrarla —comentó. Se frotó las manos que todavía tenía frías—. Puedes deducir a donde irá a continuación.

Jisoo no despegó los ojos de la carretera mientras ponía la calefacción del coche.

—Puedo intentarlo, pero no hay ninguna pauta. Con Charity no la ha habido nunca.

—Aun así, es un punto de partida.

Crescent Moon ➳ SeventeenNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ