«Capítulo 13»

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Sentada, la señora Ha tomaba notas sin lanzar una sola mirada a lo que estaba escribiendo. En vez de eso, no despegaba sus oscuros ojos del alumno que tenía en frente.

—¿Diría que los acontecimientos de anoche guardan alguna semejanza con los que ya experimentó anteriormente?

—Lo que vi en los archivos dio menos miedo —comprendió la futilidad de su comentario cuando la mayor frunció el entrecejo—. Hacía frío, y hubo una imagen en la escarcha, la cara de un hombre, pero ninguna palabra. Ese hombre gritó que ya bastaba.

—¿«Basta»? —el señor Yoon estaba de pie a un lado de la silla de su hijo, y al otro lado, estaba sentada su esposa. Ellos habían acompañado al menor a la reunión y parecían más asustados por la aparición, lo cual era muy revelador. Su padre se agarraba tan fuerte al brazo de la silla que se le marcaban todas las venas de la mano—. ¿Qué significa «Basta»?

—No lo sé —se sinceró Jeonghan—. Sinceramente, no tengo ni idea.

La señora Ha se llevó el bolígrafo a los labios en una actitud pensativa.

—Usted no estaba haciendo nada fuera de lugar ahí arriba, usted solo esperaba al joven Hong, ¿No es verdad?

El castaño iba a tener que decir parte de la verdad, porque de ello dependía la seguridad de otras personas.

—Estuve leyendo algunas cartas mientras esperaba.

—¿Cartas? —la rectora entornó los ojos.

—Solo para pasar el rato —¿Sonaba convincente? Él iba a tener que confiar en que lo fuera—. Y... Jisoo y yo hemos vuelto a subir esta noche.

Por suerte, nadie le preguntó por qué lo habían hecho. Supuso que les pareció evidente; o eso, o no estaban pensando con claridad. Sus padres estaban más nerviosos de lo que Jeonghan habría imaginado.

—¿Qué cartas, Han? —su madre le puso una mano en el hombro—. Cuéntanos todos los detalles. Todo lo que recuerdes. Podría ser muy importante.

—¡No hay mucho que recordar! Solo miré unas cartas. Ninguna me llamó la atención. No sé por qué iban a enfadarse los fantasmas.

—La cuestión es qué los ha provocado —comentó su padre apretando los dientes—. Nosotros tenemos que averiguarlo, y cuanto antes, mejor.

—Disculpa, pero esa no es la cuestión —la señora Ha dejó el bolígrafo sobre la mesa—. La cuestión es cómo deshacernos de este fantasma. Hay, como sabes, formas constructivas de abordar este problema.

La señora Yoon apretó el hombro a su hijo con la mano temblándole. El menor la miró con curiosidad, pero su expresión era impenetrable. Por otro lado, su padre no pareció haber oído lo que la rectora de Septendécim acababa de decir.

—Los fantasmas odian a los vampiros. Son hostiles y peligrosos. Los hechos de ayer lo demuestran más allá de toda duda.

—No te he discutido eso —dijo la señora Ha—. Solo me refería a que debemos seguir centrados en nuestros objetivos en vez de preocuparnos excesivamente por los fantasmas.

Las palabras del padre de Jeonghan le recordaron una pregunta que se estaba haciendo desde que habló por primera vez de fantasmas con Jisoo.

—¿Por qué odian los fantasmas a los vampiros?

Sus padres se miraron, preguntándose claramente qué decir. La rectora se cruzó de brazos, y fue ella quien respondió.

—Ninguno de nosotros sabe exactamente de dónde proviene, sea vampiro, humano o fantasma. Las versiones varían, y la ciencia tiene muy poco que decir a los que hemos sobrevivido a nuestra vida mortal, pero hay leyendas que nos llevan el sello de autenticidad.

Crescent Moon ➳ SeventeenWhere stories live. Discover now