«Capítulo 16»

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La reanudación de las clases fue un alivio para Jeonghan. Se había sumido en un estado de ánimo melancólico que solo se agravaba con tiempo y silencio para pensar. Al menos, cuando los pasillos se llenaron de alumnos y los trabajos comenzaron a acumulársele, tuvo bastante que hacer. Pudo dejar de pensar en sus problemas por un tiempo.

Al parecer, casi todos los alumnos habían dedicado gran parte de sus vacaciones a pensar en sus problemas, concretamente en el problema de ir a un Instituto embrujado. Varios de los vampiros no habían regresado; los que lo habían hecho murmuraban sobre la necesidad de apostar centinelas en los pasillos y dormir únicamente por turnos mientras los otros compañeros de habitación permanecían despiertos. Incluso se decía que alguien especulaba sobre realizar un exorcismo.

Los alumnos humanos seguían estando relativamente tranquilos con el asunto del fantasma. Incluso Seungkwan lo estaba llevando bastante bien.

—No es el mismo fantasma —razonó mientras deshacía su maleta—. Si fuera a... Bueno, si yo estuviera en peligro, a estas alturas ya lo sabría. Prefiero vérmelas con esto que con lo que sea que hay en casa de mis padres.

—¿Cómo soportas vivir allí?

—Esta Navidad la he pasado con mi hermana mayor y su marido. Su casa está bien. Mis padres piensan que lo hago por llevarles la contraria, pero también opinan que Sojung es una «buena influencia».

Entonces, Yoon pensó en todas las cosas que sus padres le dejarían hacer siempre que estuviera con Jisoo.

—Si vas con una buena influencia, puedes hacer lo que te da la gana, ¿No?

Se echaron a reír y luego se partieron una barrita de dulce en lo que esperaban a Seokmin de vuelta en su habitación.

Pronto, al castaño le quedó claro que al menos un vampiro se había pasado las vacaciones preocupándose por algo más aparte de los fantasmas, y que tenía ahora un problema completamente nuevo.

—He conseguido pasarme casi treinta años sin cambiar una rueda pinchada —rezongó Lian Fei mientras utilizaba el gato—. Si eres joven, sexy y rubia, créeme, puedes librarte. Siempre hay algún imbécil que está encantado de ayudarte. Por supuesto, comprendo que tú sí necesites aprender a hacerlo.

—¿Quieres hacer el favor de pasarme la llave? No vamos a terminar nunca si sigues quejándote.

—Qué genio —ella sonrió furtivamente, curvando sus labios en las comisuras—. ¿Qué te pasa, Jeonghan? ¿Estás... Oh, no sé, teniendo algún problema en tu relación?

—Las cosas entre Jisoo y yo van tan bien como siempre —técnicamente, aquello era cierto. Cuando se arrodilló en el frío asfalto, manchándose los guantes de grasa, intentó prestar atención a la rueda pinchada.

—Creo que piensas que me estás diciendo la verdad —dijo la chica—. Creo que ni tan siquiera sabes a dónde va él sin ti.

—¿De qué me hablas?

—Resulta que, poco antes de Nochevieja, vi a Jisoo en Hahoe. Sin ti.

—¿Qué hacías tú ahí?

—Resulta que conozco esa colonia, ¿Bien? Voy de vez en cuando. Tu querido novio también, pero, por lo visto, para ver a alguien que no eres tu. Yo que tú sospecharía.

Debía de haber estado buscando a Charity.

A Jeonghan se le ensombreció la expresión y la china sonrió satisfecha. No podía saber qué lo había entristecido, pero eso le daba igual. Ahora que había detectado una debilidad, seguro que la explotaría.

Crescent Moon ➳ SeventeenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora