Final

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La señora Ha corrió a abrir la puerta. Al instante, los gritos doblaron su volumen y erizó cada pelo de los brazos del castaño.

—Hermano, ven conmigo —le ofreció su mano—. Podemos dejar este sitio y dejar de fingir ser algo que no eres. Podemos estar juntos si tu dejas de fingir.

—Vete —el mayor le dio la espalda—. Tengo que hacer lo que pueda aquí.

Charity se mantuvo ahí de pie por un momento, con la mano abierta de par en par y por un instante, fue ella la única desesperada esperando que su hermano se girara, pero ahora era él quien no la necesitaba a ella.

—¡No estás en el bando correcto! —gritó la vampira, pero el otro rehusó a moverse. Charity se estremeció con lágrimas en los ojos, se tambaleó hacia la ventana y tiró de ella para abrirla—. Realmente creí que vendrías.

Jisoo entró corriendo al lugar, ignorando a su hermana, quien saltó por la ventana sin importancia, pues una caída tan larga como aquella no podía dañar a un inmortal.

—¿Cómo podemos sacarlos a todos de aquí sin dejar de lado las reglas que tenemos? —preguntó Jeonghan.

La señora Ha se apresuró a llegar al vestíbulo para tirar de algo tan rutinario y normal como una alarma contra incendios. Al instante, una sirena empezó a sonar.

—¡Ve a los dormitorios! —gritó el vampiro de cabellos lilas por encima del alboroto. Se encontraba al final del vestíbulo, casi fuera de la vista de Yoon—. ¡Tenemos que ayudar!

Por su parte, la rectora bajaba las escaleras corriendo. Incluso aunque estuviera desarmada, nadie hubiese querido ser el primer cazador de Adamās que se encontrara con ella, pues tenía un poder caótico.

«¿Y si ese cazador es Seungcheol?»

El castaño corrió detrás de la vampira, pero no podía ir tan rápido como ella. Estaba tan desesperado por alcanzarla que las piedras le hicieron tropezar y tuvo un atisbo.

«Todos están en peligro. Absolutamente todos. Seungcheol, Jisoo, mamá, papá, cada uno de los miembros de Adamās, Seungkwan, Seokmin, Mingyu e incluso Wonwoo»

Lo que sintió en ese momento iba más allá del miedo. Aquello que sentía era como una desgarradora necesidad de sobrevivir y de salvar y luchar, pero aún no sabía con quién se suponía que luchaba.

Alguien gritó. Luego, hubo un crujido mojado y un ruido sordo. Jeonghan corrió hacia abajo y vio la forma arrugada de un hombre en el suelo con una estaca todavía agarrada en una de sus manos. La sangre salpicó la pared detrás de él y la señora Ha estaba ahí, de pie, admirando su obra durante un instante para correr hacia el alboroto después.

Mientras corría detrás de la rectora, los gritos se hacían más fuertes y el castaño podía oír cada vez más pasos sobre la escalera. En ese momento, supo que los estudiantes habían empezaron a escapar.

El pasillo principal de las aulas estaba abarrotado de cazadores de Adamās. Jeonghan reconoció a Jihoon con una ballesta en sus manos junto a un arquero. También vio a la señora Choi, que luchaba mano a mano con el profesor Baek. A su lado, la señora Ha acababa de esquivar una flecha hábilmente, balanceándose alrededor y cerrando de golpe su puño en la garganta del arquero. Cuando este tropezó yendo hacia atrás, ella consiguió estirar y torcer su cuello bruscamente. Al instante, la rectora se giraba hacia Jihoon para darle una patada en las rodillas y poder coger su ballesta. Cuando este cayó, ella intentó pegarle un tiro con su propia arma, pero tuvo que soltarla cuando sintió su mano ser incrustada por una flecha de hierro. Soonyoung había dado justo en el blanco.

Crescent Moon ➳ SeventeenWhere stories live. Discover now