Epílogo.

4.4K 350 58
                                    

"No se trata de ser creíble, sino de ser auténtico. ¿Y qué podría ser más auténtico que escribir desde el corazón?" —Haley Anderson


Corro por los pasillos del instituto, en gran parte esperando que sea la última vez que lo haga, con Yasmin siguiéndome por detrás. Puede que no lo sepáis, pero correr con togas de graduación podría estar considerado como un deporte de riesgo.

—¡Venga, Yaz! No pienso llegar tarde a nuestra propia graduación.

—¿Puedes—jadea—bajar—vuelve a jadear—el ritmo? —toma una gran bocanada de aire, a la vez que corre casi a cámara lenta—No todas somos deportistas de élite.

Suelto una carcajada por su exageración y, por qué no decirlo, su dramatismo, pero finalmente cedo, bajando el ritmo hasta que simplemente andamos a paso ligero. Se apoya en mi hombro, literalmente dejando todo su peso en mí.

—Gracias—suelta como puede.

—Llevando el drama hasta el extremo—comento—. Típico de Yasmin.

—Llevando tu obsesión por el control hasta el extremo, aunque todavía queden diez minutos—dice ahora ella con el mismo tono. Entrecierro los ojos—. Típico de Haley. Espero que estas vacaciones las dediques a beber de un coco en una isla sin mover el puto culo.

—No, eso se lo ha pedido Williams.

Ambas nos miramos en silencio por un segundo y luego nos echamos a reír, haciendo eco por los pasillos. En cuanto doblamos la esquina, veo a la señorita Aoki a unos pocos metros, arreglada para la ocasión y mirando su móvil.

—Ahora vengo—le digo a Yaz.

Ella pone los ojos en blanco, alzando las manos.

—¡Ahora no tienes prisa! —ironiza.

Con todo, se aleja sin hacer más preguntas. A pesar de haber arruinado ese concurso de belleza, todos esos años le han servido para andar como cabría esperar de cualquier concursante.

—Hola—saludo a la señorita Aoki con la mano, sonriendo un poco. Al verme, se le ilumina la cara y me sonríe.

—¡Haley, hola! ¿Cómo estás?

Recuerdo cuando me preguntó eso hace ya varios meses, cuando estaba pasando por una crisis existencial digna de un señor de cuarenta años. Me acuerdo porque sé que le importaba la respuesta.

—Bien—respondo con sinceridad—, bien. ¿Y usted?

—¿Ahora que ya no tendré que corregir exámenes? Mejor que nunca—contesta asintiendo, y reímos.

—Ya... Lo siento por el trabajo extra que supuso mi crisis.

Ella niega con la cabeza.

—Haley, fue un placer corregir todos y cada uno de tus escritos. Espero algún día poder tener un libro tuyo entre mis manos.

Yo me río, algo avergonzada. Rascándome el brazo, respondo:

—No sé yo, pero gracias. Ahora que ya no puedo quedar como una pelota, tengo que decirle que es usted la mejor profesora que he tenido. Ojalá pudiéramos volver a coincidir el año que viene.

Aoki ladea la cabeza.

—En cuanto a eso... Vi la universidad a la que has entrado. Puede que no me creas, pero me llegó una oferta de empleo para esa misma facultad. Están buscando a alguien para impartir varias asignaturas de Literatura. Así que lamento decirte que todavía corres el riesgo de quedar como una pelota. Y si algún día necesitas que alguien te recomiende libros que te hagan cuestionarte toda tu existencia... Sabes dónde encontrarme.

Being number oneWhere stories live. Discover now