- Encontré a mi alfa. - dije de la nada.
Mi madre dejó caer un vaso que afortunadamente era de plástico y mi hermana se ahogó con el agua que estaba tomando. Ambas me miraron de mala manera.
- ¿Cuántas veces te he dicho que no digas las cosas import...
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J O A Q U I N
Han pasado ya cuatro días desde que encontré a mi alfa. Cuatro días en los que no volví a sentirlo cerca. Le conté a mi mamá, hermana y amigos y sus reacciones siguen causándome gracia.
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Terminando mi turno fui por mi paga y salí de la heladería, dirigiéndome directamente a mi casa. Una vez ahí, Ren ya tenía la cena preparada y solo esperábamos a mamá para poder comer juntos. Cuando llego pusimos rápido la mesa y al terminar mi madre se ofreció a lavar los trastes.
Yo me dirigí a buscar el sobre amarillo en mi sudadera, aquel en el que cada viernes la señora García entrega la paga. Se lo entregue y ella me dio las gracias por el apoyo. Poco después Renata entro y decidí que era un buen momento para confesarles lo de mi alfa.
Renata escupió el agua que tomaba y tosía muy fuerte ya que se ahogaba, mi mamá tiro un vaso que por suerte era de platico así que no se rompió y después me regañaron por dar las noticias importantes como si nada.
Antes de que comenzaran con las preguntas me adelante a contarles que había seguido el camino hacia mi trabajo y no pude conocerlo, ocasionando un nuevo regaño.
Al día siguiente en la escuela se lo conté a los chicos, que también me regañaron por decirlo como si nada. Elaine tiró su paleta, Azul se ahogó con el café y Niko se cayó de la silla en la que estaba jugando.
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