Ice Cream l Emiliaco

Capítulo 5. 🍦

Miradas. 

E M I L I O.

Estaba en shock, no era una omega. Era un hombre, un omega hombre.

Sentí el rápido latir de mi corazón, era hermoso de eso no tenía duda. ¿Era lo que toda mi vida espere? No, por supuesto que no. No tiene ni una de las características que siempre imagine, pero eso no quita el hecho de que sea sumamente hermoso.

Vestía un pantalón negro ajustado y una enorme sudadera rosa que lo hacía ver pequeño, parece ser un omega algo tímido.

Me levante de golpe atrayendo miradas de confusión, note como su expresión cambio a una donde el dolor era evidente. Sus acompañantes estaban bastantes confundidos por no entender nada.

Sentí un dolor en mi corazón cuando vi la primer lagrima caer y le siguieron muchas más, corrió alejándose de mi hacia lo que parecen los baños, fue seguido por sus amigos y él chico entro detrás de él. Quise seguirlos pero Diego me impedía salir de donde estaba.

- ¿Qué pasa Emilio? - Diego lucia confundido, al igual que todos, pero yo solo lo empujaba para poder seguir a mi hermoso omega- Deja de empujarme.

- ¡Es él! - Diego abrió sus ojos sorprendidos- ¡Quítate! – él se levantó y yo salí del lugar iba a correr hacia los baños pero me tomaron del brazo- ¿Qué quieres Diego?

- Imbécil. - me pegó en la nuca- ¿El chico qué se fue llorando?- asentí- Idiota, te vio besándote con ella y quieres ir a buscarlo como si nada.

¡Mierda! Lo sabía, sabia que vio todo pero me negaba a creerlo. Me negaba a la idea de hacer llorar a mi omega cuando ni siquiera se su nombre. Diego me miraba mal.

- ¿Qué pasa? - Renata habló por todos- ¿De qué nos perdimos?

- Nada. - respondió a secas Diego- Vamos Osorio. - comenzó a caminar a los baños enojado y yo lo seguí sintiéndome la peor cosa del mundo- Te dije que no era buena idea. – mi amigo lucia bastante enojado.

- No me dijiste nada. - él volteo y me pegó en el brazo

- Te lo dije con la mirada.

Era verdad y si había recibido su mensaje, Diego y yo teníamos una extraña conexión. Sabía lo que quería antes de que lo dijera y saber lo que el otro pensaba tan solo mirándonos era común entre nosotros. Quizá por todos los años de amistad que tenemos.

- Ahora vamos a buscarlo, le vas a explicar todo y no vas a hacer un drama si te manda a la chingada. - advirtió antes de entrar al baño- Es que no entiendes Osorio, si te digo que no es porque no lo debes de hacer.

- Perdón. - me vio feo y abrió la puerta del baño, sentía su olor el cual demostraba tristeza y miedo.

Diego entró primero y yo entre detrás de él con la cabeza agachada, una vez ahí me pare a su lado y levante la mirada temeroso. Todo estaba en silencio, lo vi tan lindo y hermoso, con su carita roja y las lágrimas secas en su rostro, se veía tan adorable, pero mi corazón dolía al verlo así y más al saber que yo tengo la culpa.

Nuestros ojos se conectaron y volvió a soltar lágrimas, recibí un golpe por parte de mi amigo y solo me queje por lo bajo, su amigo lo abrazo nuevamente y nos miró sin entender nada. Las palabras no salían de mi boca, Diego me empujó hacia ellos y mi niño hermoso solo rodeo a su amigo escondiéndose detrás de él, mis ojos se llenaron de lágrimas al ver que actuaba como si me tuviera miedo.

- ¿Qué pasa no comprendo nada? - su amigo habló al notar la actitud de mi omega.

Pude reconocer que era un alfa y un gruñido salió de boca involuntariamente al ver como mi omega se sujetaba con fuerza de él. Recibiendo un golpe de mi amigo.

- Es mí...- su voz era ronca, supongo que por el llanto. Su amigo se tensó y pareció comprender la situación con tan solo esas palabras.

- ¿Él es tu alfa? - hablo entre dientes y mi bebé asintió.

Eso sonaba bien, su alfa. Y verlo afirmarlo se sintió muy lindo.

Hasta que su amigo se aventó a mí provocando que cayéramos al suelo, en menos de un segundo ya lo tenía sobre mi pecho impidiendo que pudiera levantarme.

- ¿Esta cosa que se estaba besando con quien sabe quien allá afuera?- cuestiono y mi omega afirmo con lágrimas en sus mejillas.

Sin esperarlo mucho sentí el puño de su amigo en mi rostro sabiendo que lo merecía, mientras mi amigo estaba detrás de él sin intención alguna de defenderme o siquiera detener al chico.

- ¡Niko! ¡Niko no!- mi omega se acercó a su amigo intentando quitarlo de mí.

Mi corazón latió emocionado con una leve esperanza de que se preocupara por mí.

- Ayúdame lo está lastimando. - le habló a Diego mientras sentí un fuerte golpe en mi labio y la sangre correr.

- Se lo merece. - Diego le contesto firme.

- ¡Por favor, Niko no! - al ver que no podía convencer a mi amigo de ayudarme se acercó e intento quitar a su amigo.

Yo estaba consciente de que podía aventarlo sin problemas pero la verdad es que no me estaba lastimando – a excepción de mi labio roto- y también creía merecerlo.

Diego suspiro e hizo a un lado a mi omega, tomó a su amigo por la cintura y lo quitó de encima de mí.

- ¡SUELTAME DEJA LE PARTO LA CARA A ESE IMBÉCIL!

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