❥Menos inocente❥

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Notas:

Pareja: Darwin x Julius

Contenido +16

✎✎✎✎✎

-Julius, ¿por qué no puedo salir contigo?- cuestionaba un chico bajito.

-Ya te lo dije, enano- se giró a verlo de mala gana.- Eres muy blando para lo que implica el simple hecho de caminar a mi lado-

-Pero... Pero, ¡yo también puedo actuar peligroso!-

"Con esa ternura, imposible", pensó el más alto.

-Mira, el día en que seas capaz de hacer tan solo una cosa adulta, podremos salir, hasta entonces, largate de mi vista- reanudó su marcha, creyó que eso era suficiente para dejar mudo al contrario.

-¡Pruebame!, puedo hacerlo- unos pasos agitados se dirigían a él.

-¿Qué?- no podía creerlo.

-Resistiré a cualquier cosa, te demostraré que soy digno de caminar a tu lado- habló firme el muchachito.

-Niño, eres demasiado inocente, no podrías aguantar ni 5 minutos- siguió en el intento de desalentarlo.

-¡Claro que puedo!, además, Gumball dijo que debía ser menos ingenuo...- su voz se escuchaba triste, a veces abusaban de su persona por no entender muchas cosas.

-Y tiene razón, largo- hizo un ademán indicando la salida del bajito.

-¿¡Qué!?-

-No voy a ser responsable de tus lloriqueos- trató de darse la vuelta, pero unos brazos de aferraron a su cintura.

-Vamos Julius, no seas así, ¡ayudame!- el pecesito se mostraba suplicante.

-Agh, ¡bien!, pero cuando salgas llorando en busca de tu mami no quiero que me culpes- le apartó bruscamente de su persona.

-¡No lo haré!- exclamó con más ánimos.

-Igual te romperé una costilla si lo haces-

-Esta bien- el otro rodó los ojos.

-Camina en lo que se me ocurre algo-

Ambos iban sin rumbo aparente, el mayor buscaba como poner a prueba a alguien tan frágil como Darwin, muy en el fondo deseaba con malicia, quería darle una lección por joderle la tranquilidad de su estancia. Pero también, le tenía cierto grado de... ¿Respeto? No sabia como llamarlo. Desde el día en que le dio una lección, habían quedado como amigos, aunque gracias a Julius era más una relación de conocidos.

Quería deleitarse con su desesperación, pero no quería dañarle físicamente ¿Qué demonios hacer? Pronto a la cuestión, la idea se hizo presente en su cabeza.

-Ya se me ocurre que puedes hacer- detuvo su andar, haciendo que el pequeño chocara contra él por no haber aviso.

-¿En serio?- emoción desbordaba de sus ojos.

-Así es, sigueme- el menor le siguió sin rechistar.

Pronto se encontraron frente a una casa, él ya la conocía, fue donde una vez mandó aquel pastel de disculpa a los padres de su amigo.

-¿Tu casa?-

-Sí, vamos, entra, no quiero que se enteren que estuviste por aquí-

El menor caminó dentro de la residencia. A pesar del aspecto maleante de su compañero, suponía que sus padres no estaban muy de acuerdo con su estilo de vida. La decoración de la casa era elegante, bonita.

PROPIEDAD NO EXCLUSIVAWhere stories live. Discover now