2.020

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Últimos capítulos

Estaremos bien

Guzmán, tengo una orden para registrar la casa de tus abuelos.- informa la inspectora mostrándole el papel- Me gustaría que nos acompañaras.

—Vale, pero primero quiero hablarlo con mis padres.- exclama intentando esconder su nerviosismo

—No hace falta.- Lo detiene- Ya le hemos avisado, acompáñanos.

Joder, ¿ahora que haríamos? Nos van a descubrir. Pensó Samuel viendo la escena, el plan iba perfecto, había visto a Christian desesperado, siguiendo a Carla como un perrito faldero, mordiendo sus uñas con temor. Ander estaba peor, sus ojos rojos lo delataban, lanzándole miradas de odio a quien alguna vez fue su amigo, amenazándolo en exponerlo si Tess no aparecía. Benavent lucia confundido y fatigado, como si la respiración le faltara, él no sabía nada, nunca le haría daño a su pequeña muñeca, su bote salvavidas, pero estaba seguro que el señor Caleruega sería capaz de todo.
Carla, Carla Caleruega estaba tan desesperada por tener noticias de su amiga, su padre le había jurado que él no le había hecho daño, pero no le creía, ya no. El miedo que corría por sus venas era sofocante, no podría cargar con una muerte más y menos la de Teresa Montesinos, la primera chica que hizo que su corazón se acelerara con pasión, su chica. Y si era necesario acusar a su ex novio para salvarla, lo haría.

Teresa Montesinos

Me agache rápidamente al ver los carros policiacos estacionarse fuera de la gran casa, mierda, corrí agachada hacia algún escondite seguro, siempre volteando a mi alrededor para cerciorarme que nadie me viera.

Maldita sea, le dije a Guzmán que necesitaríamos mi móvil, pudo avisarme y escaparía hacia algún lugar cerca. El nerviosismo me invade conforme escuchaba las voces cada vez más cerca, carajo, carajo, mis ojos viajan de lado a lado buscando. Mi cerebro me bombardeaba con distintos escenarios en los que me encontraban infraganti, carajo, no quería ir a la carcel.

¡La bodega! Joder, ese lugar en el que me escabullía cuando jugaba con los chicos, en nuestra infancia.

—Está fue una mala idea.- murmuro asomándome- Si nos encuentran, solo hay una salida.

—Son idiotas, no nos van a encontrar.- exclama mi hermana viendo sus uñas- Este lugar esta tan aterrado.

—Si nos encuentran damos a Marina como carnada.- ríe la rubia junto a mi, abrazándome- Y escapamos.

—¡Siempre yo!- se queja saltando de su escondite- Está vez que la carnada sea Tess, a ella la quieren más.

—No abandonare a mi mejor amiga.- exclama Carla sonriendo

—Nadie será la carnada.- hablo viendo la mueca triste en la pelirroja- Lucharemos contra ellos.

—No creo que puedan, son débiles.- nos sobre saltamos ante la voz de Guz- ¡A por ellas, chavales!

Los otros tres chicos de 10 años dieron un grito antes de correr hacia nosotras.

Sonreí con nostalgia, las cosas habían cambiado tanto. Llego la adolescencia, las hormonas, Carla se alejo al igual que mi hermana, ellas solo pensaban en los chicos, Valerio entró en las drogas y lo mandaban a distintos campamentos e institutos. Solo éramos Marina y yo, o Ander y yo, y Pablo y Marina. Mis dos mejores amigos nunca tuvieron la conexión que hubiera deseado, nunca compartimos tiempo los tres, lo único que los unía era yo.

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