"Heridas"

Extra 3: Ya no más dolor

[Capítulo Corregido]

Me encuentro en el balcón de mi departamento, mirando el cielo tratando de mantener mi mente ocupada creando figuras con las nubes, pero cada vez se vuelve más imposible evadir la situación. Si soy honesto la partida de Jessica me afectó en gran magnitud y hasta el día de hoy sigue doliendo lo único diferente es que he logrado controlar las pesadillas. Los recuerdos van y vienen logrando torturar mi mente dañada.

El agua empapa mi ropa de nuevo, pero simplemente me quedo de pie en mi lugar mientras pienso en que nunca pude visualizar un futuro sin ella creía poder ayudarla y en efecto, lo pude hacer, si no fuera por las reglas de la policía, si tan solo me hubieran dado la oportunidad de entrar antes quizá ese suero no hubiera entrado en su cuerpo, pero el hubiera no existe.

Me pregunto muchas veces si todo lo que sucedió era necesario ¿Era necesario que ella muriera? ¿Había necesidad de que viviera este infierno?, pero lamentablemente no existen respuestas ante esas dudas.

Me encuentro solo en esta inmensidad de mundo donde todo está empeorando, mis padres tuvieron que dejarme porque ya era hora de emprender mi vida como un universitario, por supuesto que, me dejaron todo lo suficiente sin embargo eso de que me serviría. El dinero, casa; la comida, todas las comodidades nada de eso llenaría el profundo vacío que existe en mi interior. Suponía que cuando pasase Jessica viviría conmigo y así abandonaría a su padre, pero los planes no salieron como lo esperaba.

Estoy ahora en mi sala aún empapado por el agua, pero no me interesa ensuciar el mueble, me quito los zapatos junto con el suéter negro dejándolos en el piso creando un enorme charco de agua que se paseaba por las rendijas del suelo. Sabía que desde que comenzó la tragedia no iba a soportarlo. Sabía que la herida estaría abierta por siempre, aunque me enamorara de nuevo, la herida seguiría latiendo esperando un momento de debilidad para atacar como siempre.

Mi dolor es una mezcla de ardor, como si fueran brasas ardientes quemando cada centímetro de mi piel, es como una apuñalada directa. Quiero deshacerme de esa sensación, arrancarla de mi ser sin importar el hueco que hubiera en mí, pero no quería sentir más. Estaba tan cansado de esta agonía.

Me levanto de golpe con una ira apoderándose, tiro los arreglos de la pequeña mesa, lanzo la mesa hacia las grandes ventanas logrando que estas estallen y los cristales salgan disparados en mil pedazos, algunos se incrustan en mi piel sin embargo ese dolor no importaba en lo absoluto, los cojines salen volando por todas las direcciones posibles, todo lo que decoraba mi casa estaba hecho trizas y yo solo podía esconderme en una esquina llorando e hipando hasta que los ojos me duelan y la garganta se tense.

-Por favor ayúdame a calmar este dolor- pedí -Te lo suplico, si no puedes volver mínimo ayúdame con esto, me estoy destruyendo

Le gritaba a la nada con la desesperación absorbiéndome, mi mano se entorna con rudeza a la botella de alcohol de la cual bebo sin prudencia alguna, sin importar que actos pueda realizar estando ebrio.