Cinco meses después
Bianca se recolocó las gafas de sol e hizo una mueca cuando estas se escurrieron un poco por la mezcla de crema solar y sudor.
Qué asco.
No le gustaba echarse crema solar, sentía que se le quedaba la piel pegajosa. Pero, claro, menos aún quería chamuscarse la piel.
—¿Por qué demonios tienes esa cara de culo? —preguntó Ione a su lado.
A pesar de que apenas había empezado el verano, Ione ya estaba varios tonos más morena que Bianca.
En ese momento, estaban las dos en la azotea, en bikini, sobre dos toallas de piscina. Era su cita semanal, y habían decidido tomar el sol. Era agradable. Nadie las molestaba, y tampoco podían verlas. Otro día, si el trabajo de Bianca lo permitía, quizá pudieran ir a la piscina. El problema era que estaba a una hora en trasporte público, que era lo único que ellas tenían disponible, y solo iban a hacer ese camino si podían quedarse allí todo el día y disfrutarlo.
Cosa que aún no había pasado.
—Hace mucho calor —se quejó, un poco entre dientes.
Su amiga bufó.
—No sé qué te esperabas, sinceramente. Me voy a dar ya la vuelta.
Bianca la imitó, y las dos quedaron boca abajo sobre sus toallas.
—Siento cómo se me churrusca la piel, Ione.
—¿Quieres meternos en casa?
—No. Solo me estaba quejando.
Su amiga se rio por respuesta. De fondo, Alice Cooper estaba cantando sobre su amor tóxico con una chica que era veneno.
De pronto, la música se vio interrumpida durante dos segundos por el sonido de una notificación. Ione alargó el brazo para coger el teléfono, que había guardado debajo de otra toalla para que no se sobrecalentara. Nada más mirar lo que le había llegado, soltó un jadeo de sorpresa.
—¿Qué pasa?
—Son los chicos —respondió, aún con tono sorprendido—. Han mandado una foto del concierto de ayer. Hay muchísima gente, Bianca. Mira —le puso el teléfono delante de la cara.
Bianca se apartó con un gruñido hasta que pudo enfocar en la imagen. Solo era la foto del público. Era un sitio enorme, probablemente un estadio o un campo de fútbol. Y estaba lleno hasta los topes.
Ella sintió la ya familiar presión de la ansiedad en la boca del estómago. Se culpó por sentirse así. Los chicos estaban cumpliendo su sueño, y se merecían todo ese público, se merecían que tanta gente quisiera disfrutar de lo que ellos hacían.
Pero, claro, sin poder evitarlo, sentía la sensación amarga que siempre le traía pensar en Abel, y en cómo se había ido.
No era que ella hubiera querido que Abel se quedara por estar con ella. Sin embargo, tampoco le había gustado la decisión que él había tomado.
Él le había confesado todos sus sentimientos, le había dicho lo mucho que ella le gustaba, que quería estar con ella. Pero así, había tomado la decisión de no hacerlo. De irse él siendo amigos. Dijo que no se veía capaz de una relación a distancia tantos meses, mucho menos cuando la relación ni siquiera había comenzado aún. Que era demasiado complicado.
Lo peor era que Bianca le entendía. Sabía que ya de por sí hubiera sido difícil para ella, así que no podía imaginarse cómo hubiera sido para él, que ya de por sí tenía problemillas de compromiso. No, era mejor que no hubieran empezado nada, porque sino había muchas posibilidades de que él la hubiera engañado.
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Sublimación (Evitación parte 2)
RomanceSEGUNDA PARTE DE EVITACIÓN. NO LEER SI NO SE HA LEÍDO LA PRIMERA (o quieres comerte spoilers o no enterarte de nada) Bianca consiguió superar sus miedos y lanzarse de una vez, intentarlo con Abel después del tira y afloja que ha sido toda su relac...