Capítulo 7

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Bianca salió de la tienda con reticencia. Le hubiera gustado mirar más cosas, porque le había parecido ver unos bolígrafos y subrayadores chulísimos, pero le daba vergüenza quedarse mucho rato mirando porque le daba la sensación de que era una tardona.

Shawn la estaba esperando unos metros por delante, fuera de la tienda, con esa sonrisa encantadora que parecía dirigir hacia ella cada vez más.

—¿Has visto algo que te guste?

Había estado insistiendo sutilmente sobre volver a verse desde la última vez, y Bianca al final había cedido. No era que no le apeteciera, solo que le había dado un poco de pereza por alguna razón.

Se encogió de hombros y sonrió un poco de lado.

—Siempre hay cosas muy curiosas en esta tienda. Me gusta echarle un ojo.

Shawn se rio y empezó a andar por el pasillo del centro comercial. Se estaban saltando las tiendas de ropa, y habían entrado ya a varias que tenían cosas curiosas, como la de ahora, o una que solo tenía pendientes y piercings, o una librería. Bianca también había tenido que resistirse para no quedarse media hora en esa.

—¿Quieres tomar algo? ¿O quieres irnos?

Shawn estaba intentando con mucha fuerza hacer cosas con ella. Cosas interesantes. La última vez había sido el cine, y esa vez estaba siendo el centro comercial.

Esas cosas deberían hacer que se le derritiera el corazón, pero no podía engañarse a sí misma. Realmente no estaba muy interesada en todo eso, y lo único que buscaba con Shawn era pasar un buen rato, aunque quizá ella tenía otra cosa en mente.

Sin embargo, tampoco quería cerrar la puerta de las citas de un portazo. Puede que solo necesitara tiempo y empezarían a encantarle.

Por ahora, lo único que estaba pasando era al contrario: no es que se lo pasara mal, pero cada vez tenía menos ganas de quedar hasta para liarse con él.

¿Cuál es mi maldito problema? Yo no soy así.

Su mente se fue directamente a cuando Abel le había dicho exactamente las mismas palabras, y la sensación en la boca del estómago se incrementó hasta ser como una pesada bola. Había sido su culpa. Había estado bien hasta que él había vuelto. Le había gustado quedar con Shawn, le había apetecido estar con gente, con él o con quien fuera. Y ahora, de repente, ya no tenía ganas.

Y el pobre chico parecía que cada vez tenía más.

No sabía qué hacer al respecto, así que no hizo nada.

En seguida se encontró sentada en un bar en la última planta del centro comercial, charlando con Shawn. Él no le quitaba los ojos de encima mientras hablaban. Estaba claro que le interesaba lo que ella decía, y que le gustaba contarle cosas también.

Ella intentó que no se le notara que estaba distraída. Tampoco era demasiado difícil, porque Shawn le parecía una persona muy interesante, pero no se podía quitar esa vocecilla amarga al fondo de su cabeza. Solo podía ignorarla, y ya pensaría qué hacer en casa.

En ese momento, Shawn le estaba contando su último proyecto en el trabajo, y Bianca asintió mientras le daba un trago a su vaso de Nestea.

—...entonces se supone que tengo que hacer unas animaciones para un proyecto, y es la cosa más tediosa que he hecho en mi vida. No me gusta hacer animaciones —estaba diciendo, un poco frustrado, pero siempre sonriendo—, ya las hice en el grado, y me parece aburrido tener que estar cambiando cien veces cosas del mismo dibujo para crear un movimiento minúsculo.

—Pensé que había programas para hacerlo manualmente —dijo ella.

Él asintió y aprovechó para beber de su vaso de Nestea.

Sublimación (Evitación parte 2)Where stories live. Discover now