Capítulo 13

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Su cita con Ione de esa semana iba del "self-care". Ambas habían llegado a un acuerdo de pasar toda la tarde en casa, haciendo cosas tranquilitas juntas, relajándose sin preocuparse por el mundo exterior por una vez.

Bianca sabía que su amiga lo había dicho sobre todo por el incidente con Shawn de hacía un par de días. Y lo agradecía, porque la verdad era que no le apetecía seguir dándole vueltas a la cabeza.

Le había mandado un mensaje el día anterior pidiéndole disculpas por haberlo hecho en medio de la calle y de tan malas formas. Por supuesto, Shawn le había dicho que no se preocupara. Es más, le había dicho que si algún día quería quedar de nuevo se lo dijera, sin presiones.

Era un trozo de pan, y Bianca tenía el juicio nublado. Era tonta con ganas. ¿Cómo podía no sentir nada ante un chico tan amable y bueno como él?

Pero bueno, lo hecho, hecho estaba, y no iba a pensar más en ello. Al menos, durante esa tarde.

Habían puesto una playlist de música tranquila en el ordenador. Ione se había puesto una mascarilla gris en la cara y unas rodajas de pepino en los ojos hacía una media hora, y había intentado convencer a Bianca de hacer lo mismo.

No había colado, por supuesto.

Bianca se había hecho un café caliente y había sacado una de las tres novelas que tenía guardadas y aún no se había leído. Le pareció un buen momento para empezar, así que ahí estaba, sentada en la barra americana de la cocina, concentrada en la historia que se estaba desarrollando frente a sus ojos.

—Estoy pensando en hacerme otro piercing —dijo Ione, sin contexto.

Bianca alzó la vista de su libro y miró la cabeza tumbada de su amiga con diversión.

—¿Dónde?

—No estoy segura. Quizás en el ombligo.

Ella sonrió.

—Igual yo también me hago uno. O un tatuaje.

Eso pareció llamar la atención de su amiga, que hizo amago de quitarse una de las rodajas de pepino de un ojo.

Antes de que le diera tiempo, escuchó una estampida de pasos al otro lado de la puerta, que tardó apenas un segundo en abrirse de golpe, revelando a unos muy animados Archer y Abel.

Ione se sentó de golpe, el pepino cayendo irremediablemente al sofá, con una mano en el pecho agitado.

—¿Qué demonios? —chilló.

—Ione, estoy empezando a pensar que no fue muy buena idea darles una llave del piso —se burló Bianca.

Los dos las miraron con diversión, y Archer cerró la puerta de nuevo.

—¿Interrumpimos algo? —preguntó Abel, mirándolas con burla en los ojos.

Bianca cerró el libro de golpe y se llevó la taza a los labios.

—No, hombre, no. Tú como en tu casa.

Ione se fue corriendo, pisando con fuerza, y cerró la puerta del baño de un portazo. Bianca supuso que iba a quitarse el potingue de la cara.

Los dos chicos se acercaron a ella, y apoyaron los codos en la mesa. Parecían emocionados, y Bianca sintió que se lo contagiaban, a pesar de no saber qué se traían entre manos.

—Tenemos noticias —dijo Archer.

Abel cogió el libro de Bianca y lo giró, mirándolo con curiosidad. Había un hombre de espaldas sobre un acantilado, con una pequeña melena blanca al viendo. Abel la miró con una ceja arqueada.

Sublimación (Evitación parte 2)Where stories live. Discover now