Capítulo 13. Interlunio

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Alex

La noche dio paso al día y los Miler seguían sin aparecer, llevaba toda la noche dando vueltas a la casa, Raquel y Tyler no estaban mucho mejor que yo, no podían salir a buscarlos en una noche sin luna, no conocíamos el terreno y no podíamos dejar la manada desprotegida. 

Estaba a punto de volverme loco, llevaban más de 12 horas desaparecidos, los había llevado a una trampa, no entendía porque habían entrado al claro, tenían órdenes concretas.

- Es magnética, también lo decían de su madre, tienen ese algo que las hace irresistibles, Ágata pudo haber sido adorada como una diosa en la tierra, pero prefirió huir con Eric - Me giro a mirar a Raquel, es la primera palabra que ha dicho desde que los Miler desaparecieron con la bruja - Te estas preguntando porque desobedecieron tu orden, solo te doy la respuesta.

Estaba apunto de responder cuando Hugo entró en la cocina, eran poco más de las doce de la mañana y estaba terriblemente activo, apenas tenía tres años, pero era un pequeño torbellino de energía - Tito, tito, tito - Venía corriendo hacia mi para que lo levantara en brazos, este pequeño me hizo muy feliz, comenzó a contarme cosas sobre su habitación y sus juguetes, cosas de niños, pero algo me llamo la atención - El lobo de ojos amarillos me sonrió, no tuve miedo tito como tu siempre me dices

Mire a Tyle, que no prestaba mayor atención a la historia de su hijo, pero algo estaba claro, yo no había visto muchos lobos de ojos amarillos que le sonrieran a los niños - Hugo dime, ¿dónde estaba tu nuevo amigo? ¿Estaba dentro de casa? 

Tyler me mira, parece que no entiende mi interés por las fantasías de su hijo - No tito estaba fuera, lleva fuera toda la noche

Dejo a Hugo en brazos de su confuso padre y atravieso la casa para llegar a la puerta principal, cuando la abro veo como unos ojos amarillos me devuelven la mirada, para luego torcer la cara, tardo un rato en darme cuenta de que esta señalando a la cabaña en la que antes residía la bruja de la manada, por primera vez desde que estamos aquí la puerta está abierta.

Salgo corriendo hacia la cabaña, Tyler y Raquel pisándome los talones, pero cuando cruzo el umbral la puerta se cierra a mi espalda, impidiendo que nadie más entre. La oscuridad es casi total, un humano no podría ver nada, pero gracias a la Diosa yo no era humano, podía sentir a los Miler en el suelo, después de comprobar que estaban vivos me centro en esos ojos verdes que casi parecen brillar - Es una pena que no me consideres lo suficientemente importante como para venir tu mismo a buscarme, nos lo hubiéramos pasado tan bien lobo, me encantan las noches sin luna, ¿sabes porque lobo? 

Estaba jugando conmigo, rodeándome como un gato a su presa, no podía pensar, pero no era solo por ella, era por algo más un olor que flotaba en el ambiente, algo que me tenía hipnotizado, pero conseguí concentrarme como para preguntarle - ¿Porque bruja? - Pude sentirla sonreír y sabía que había caído en su juego

-Porque la noche es nuestra, pertenece a las brujas, es un día de celebración, de sacrificios, de pasión, dile a tu amiga que te hable del interlunio, de las antiguas celebraciones, o puedes preguntárselo a ellos cuando despierten, se lo pasaron muy, pero que muy bien - Dio una ultima vuelta a mi alrededor y paró justo enfrente de mi - en esas horas de oscuridad somos completamente libres, sin restricciones en nuestros poderes ni en nuestros instintos, podrías haberte unido a la fiesta, pero al parecer no soy lo suficientemente importante.

No podía más necesitaba tocarla, algo primitivo se apoderaba de mi, lo necesitaba, pero justo cuando iba a tocarla, desapareció, y con su marcha la luz volvió a la cabaña y la puerta se abrió, un furioso Tyler entraba dentro con una mano semi calcinada, probablemente por intentar abrir la puerta de la cabaña.

La prometidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora